10 monarcas británicos que murieron de las formas más embarazosas

Publicado 5 septiembre, 2017 por Alberto Díaz - Pinto
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Cuando pensamos en los monarcas británicos, es muy probable que se os vengan a la cabeza semblantes tan regios y llenos de dignidad como el de la reina Victoria o el rey Jorge III, muy recordados por todo lo que consiguieron durante sus años de mandato.

Pero lo que no pensamos es que alguno de estos «grandes» gobernantes pudieron morir mientras estaban haciendo uso del inodoro, o disparando un cañón para impresionar a una chica.

Sin embargo, tal y como la historia ha puesto de manifiesto, algunos monarcas británicos terminaron sus días gloriosos muriendo de maneras realmente embarazosas. A continuación te contamos 10 de ellas:

Alejandro III de Escocia

El monarca insistió en hacer un viaje en solitario para volver a ver a su esposa, Yolande, después de haber pasado largo tiempo separados. Por desgracia para todas las partes involucradas, fue arrojado de su caballo y asesinado, ya que no había nadie cerca para socorrerle.

Guillermo II

Mientras estaba de cacería, este hijo de Guillermo el Conquistador sufrió un disparo a manos de otro cazador. Su cuerpo fue abandonado por los nobles en el lugar en que cayó. El hermano menor de Guillermo, Enrique, se apresuró a ir a Winchester para asegurar el tesoro real, y después a Londres, donde fue coronado al poco después. Luego de varios días, parece que un grupo de campesinos regresó a por el cuerpo para llevarlo a la catedral de Winchester. 

Jorge V

Cuando el rey Jorge se encontraba a las puertas de las muerte a consecuencia de una insuficiencia pulmonar, su médico aceleró su muerte administrándole una inyección letal de cocaína y morfina. Al parecer, lo hizo para preservar la dignidad del rey, así como para evitar la tensión en la familia y para que la muerte, que sucedió a las 23:55, pudiera ser anunciada en la edición matutina de The Times, en lugar de la edición vespertina.

Jacobo II de Escocia

Este rey murió a causa de la explosión de un cañón, debido a la falta de experimentación con objetos que utilizaban pólvora, mientras intentaba impresionar a su señora.

Guillermo el Conquistador

Aunque pudo haber sido famoso por conquistar a todos los sajones, (de ahí su apodo), la muerte de Guillermo no fue tan impresionante. Mientras estaba en el campo de batalla, su caballo se detuvo abruptamente, hiriéndose con la silla de montar y desgarrándole las tripas.

Jorge II

Este rey vivió una vida muy salvaje: le encantaba ir a fiestas y tenía, conocidas, 30 amantes con las que pasaba la mayor parte de su tiempo libre. Sin embargo, un ataque fatal de estreñimiento fue la caída del rey. De hecho, lo encontraron muerto sentando en el inodoro.

Juan I

Su mayor contribución fue la Carta Magna de 1215. Su segundo mayor logro fue comerse un barril de melocotones que, según cuentan, le llevaron a la muerte por estreñimiento.

Jacobo I de Escocia

Aunque su muerte puede parecer horrible a simple vista, lo cierto que es fue cosido a puñaladas por un puñado de asesinos, después de haberse escondido en un desagüe lleno de heces y en pijama.

Enrique I

En este caso el rey murió por la ingesta de una lamprea, un pez parásito del que se sabe que no es precisamente bueno para los seres humanos. En ese momento, no tenía ni idea de lo que era y si los pescadores las atrapaban, debían poder comerse, pero al parecer se equivocaba…

Enrique VIII

Uno de los monarcas más conocidos de la historia de Inglaterra al que le gustaba una buena boda (o seis). Hacia el final de su vida, pesaba más de 180 kg y tenía úlceras en su pierna, escaras y toda clase de dolencias. Su ataúd estaba reforzado con plomo, pero eso no impidió que su cadáver supuestamente implosionase y dejara escapar sus jugos reales por las calles.

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