7 errores que cometemos con nuestros hijos que podrían dificultarles el camino hacia el éxito

Publicado 14 agosto, 2015 por Alberto Díaz - Pinto
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Los primeros años en la educación de nuestros hijos son fundamentales para guiarles hacia un correcto desarrollo cognitivo. Sin embargo, muchos padres, que no entienden por qué sus hijos se comportan de una forma determinada, se mortifican pensando si estarán educándolos de la manera correcta. Después de todo, ningún niño viene con un manual de instrucciones debajo del brazo. Lo que sí es cierto es que todos queremos siempre lo mejor para nuestros hijos, pero a veces lo mejor no es lo más cómodo ni lo que más les gusta.

A través de sus investigaciones, el experto en liderazgo y autor de libros de psicología Tim Elmore, ha identificado algunos de los errores más comunes que cometen los padres durante la educación de sus hijos, que podrían hacer que se conviertan en personas inseguras y que sus oportunidades de tener éxito en la vida personal y profesional se vean limitadas.

Desde La voz del muro recomendamos que al menos tengáis en cuenta estos 7 errores, para intentar no cometerlos con vuestros hijos:

1. Evitar que tus hijos corran riesgos

Vivimos en un mundo lleno de peligros. El lema «la seguridad ante todo», refuerza nuestro miedo de perder a nuestros hijos, y es por eso que los rodeamos de cuidados en todos los aspectos. Un grupo de psicólogos europeos dedujo que si los niños no juegan en la calle, si nunca han sufrido una caída o se han raspado las rodillas, es de esperar que, cuando alcancen la edad adulta, padezcan ciertas fobias.

Los niños deben caerse varias veces para que entiendan que es algo completamente normal. Los adolescentes deben tener conflictos con sus compañeros de clase y romper una relación sentimental para que puedan apreciar la madurez emocional que las relaciones duraderas requieren.

Eliminar el riesgo en la vida de los niños puede dar origen a la arrogancia, la insolencia y la baja autoestima en su edad adulta.

2. Correr en su ayuda demasiado pronto

Flickr: Pedro Reyna

Flickr: Pedro Reyna

La generación actual de jóvenes no han desarrollado algunas habilidades inherentes en los niños de hace unos 30 años. Cuando corremos a ayudar a nuestros hijos demasiado pronto y les rodeamos «cuidados excesivos», estamos impidiendo que hallen por sí mismos una salida ante las situaciones difíciles.

De este modo, los niños tarde o temprano se acostumbran a que alguien siempre les salve: «Si cometo un error o no cumplo mi meta, los adultos lo arreglarán y no habrá consecuencias». Esta forma de pensar y actuar puede provocar que nuestros hijos se conviertan en adultos incompetentes.

3. Entusiasmarse con demasiada facilidad

Flickr: Luke Addison

Flickr: Luke Addison

El movimiento para la mejora en la autoestima empezó en la generación de los Baby-Boomers -aquellos niños nacidos entre 1946 y 1964- y para cuando llegaron los 80, estaba en auge en las escuelas. La regla de «cada niño recibe su premio» permite al niño sentirse especial, pero las investigaciones de los psicólogos modernos han demostrado que ese método de estimulación tiene consecuencias imprevistas.

Al cabo de un tiempo el niño terminará por deducir que las únicas personas que piensan que él es fabuloso son mamá y papá, pero no los demás. Es por ello que podría comenzar a dudar de la objetividad de los padres. Por supuesto que le gusta escuchar elogios, pero entiende que no tienen nada que ver con la realidad.

Este comportamiento puede hacer que el niño sea propenso a hacer trampa, exagerar o mentir para eludir alguna verdad incómoda, por lo que no estará preparado para afrontar las dificultades en su vida de la forma adecuada.

4. Estimularles con cosas materiales

Tus hijos no tienen por qué amarte a cada minuto. En su vida, tendrán que superar muchas adversidades, y el ser mimados puede impedirles hacerlo. Por eso no hay nada de malo en decirles «no» y «ahora no», para que aprenda a luchar por lo que quiere y necesita. Si en la familia hay varios niños, los padres suelen pensar con bastante frecuencia que no es justo premiar a uno sin premiar al resto. Esto es poco realista, ya que se pierde la oportunidad de hacerles ver que el éxito dependerá de nuestras propias acciones y de las buenas obras.

Hay que pensárselo dos veces antes de premiar a los niños con regalos y paseos al centro comercial. Si la relación con tus hijos está basada únicamente en estimulos materiales, ellos no sentirán ninguna motivación interna ni amor incondicional en su vida futura.

5. No confesarles a nuestros hijos errores de nuestro pasado

Inevitablemente llegará el día en que los adolescentes quieran «echar a volar» y cometer sus propios errores. El adulto deberá permitirle hacerlo, aunque esto no implica que no podamos orientarles en situaciones y cosas que desconocen. Cuéntales a tus hijos los errores que cometiste cuando tenías su edad, pero evita exageraciones con respecto a temas como el tabaquismo, alcohol y narcóticos, pues aunque parezca mentira, esto hará que tu mensaje sea más contundente que el típico sermón constante.

Los hijos deben estar preparados para enfrentarse a situaciones desagradables y ser responsables de sus actos. Cuéntales qué es lo que sentías cuando tuviste que enfrentarte a situaciones similares, cómo reaccionaste y qué aprendiste de ello.

6. Confundir intelecto con la madurez

Flickr: Raúl A.-

Flickr: Raúl A.-

Frecuentemente utilizamos el intelecto para medir la madurez de un niño y, como resultado, los padres se precipitan al suponer que sus hijos están preparados para enfrentarse al mundo. Esto no es así. Por ejemplo, algunos deportistas profesionales y jóvenes estrellas de Hollywood poseen un gran talento, pero aún así son centro de escándalos públicos. No pienses que tu hijo tiene talento para todo.

No existe la «edad mágica de la madurez» o un manual sobre cuándo es el momento idóneo para darle libertades en unas cosas u otras.

Pero hay una regla muy buena: observa a otros niños de la misma edad de tu hijo. Si ves que el resto son más autónomos que tus hijo, significa que tú puedes ser quien esté frenando el desarrollo de su independencia.

7. No aplicar lo que se predica

Como padre o madre debes llevar un estilo de vida modelo: una vida tal y como quieres que lleven tus hijos. En este momento el líder de la familia eres tú, un ejemplo a seguir, y por eso debes respetar las normas de convivencia y comportamiento. Cuida tus actos, incluso los más pequeños, porque tus hijos te estarán observando.

Si no actúas de acuerdo a las normas, tus hijos deducirán que no tiene nada de malo si ellos hacen lo mismo. Muestra a tus niños qué significa ser íntegro, e inculca en ellos el ayudar a los demás: ayuda tú mismo a los demás. Deja los lugares mejor que los encontraste, y tus hijos harán lo mismo; saluda al llegar y despídete al salir y tus hijos lo repetirán.

Fuente: Forbes

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