8 inventos y mejoras médicas ingeniadas por nuestras enfermeras 

Publicado 25 septiembre, 2017 por admin
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Aunque pensemos que todos los avances médicos se hacen en laboratorios muy alejados de los pacientes, lo cierto es que las enfermeras siempre han contribuido a mejorar con sus ideas los servicios de atención primaria. Porque, ¿quién mejor que ellas para cuestionar, revisar y mejorar las prácticas y procedimientos médicos? 

No te pierdas esta lista de 8 inventos y mejoras médicas creadas por enfermeras, verás que les debemos mucho. No solo por su cariño, cuidado y atención al paciente, también por sus magníficas ideas.

El carro de paradas

Si tu corazón se detiene, el desfibrilador puede salvarte la vida, pero ¿quien lo organizó y montó en un carro para llevarlo hasta los pacientes? Fue la enfermera Anita Dorr en 1968, quien tras observar como los médicos debían de trasladar a los pacientes hasta la sala de resucitación perdiendo un tiempo precioso, decidió crear el carro de paradas.

De esta forma, logró que las herramientas fueran trasladas hasta el paciente y no al revés, salvando numerosas vidas. En el carro de paradas no solo incluyo el desfibrilador, también todas las herramientas y medicación necesaria, colocadas de más a menos necesarias desde la parte superior a la inferior del carro. 

Dorr no se limitó a inventar el carro de paradas, también fue la cofundadora de Asociación de Enfermeras de Emergencias, cuya contribución a mejorar y dar a conocer procedimientos médicos es inestimable. 

Material codificado por color 

Hasta 2003 las agujas, sondas, vías y demás material médico se realizaba en plástico transparente, hasta que la enfermera Teri Barton-Salinas y su hermana, Gail Barton-Hay, decidieron patentar sus códigos de color para ayudar a reducir los errores médicos. Barto-Salinas tuvo la idea cuando trabajaba como enfermera en maternidad y tuvo que usar una vía con un recién nacido. 

Durante una emergencia, las enfermeras y el personal médico tienen solo unos segundos para identificar el material correcto. Un error puede ser fatal y no hay tiempo para leer calibres y diámetros. Gracias a los códigos de colores de las hermanas Barton, pueden elegir visualmente el material según las necesidades. ¡Brillante!

Fototerapia natal

En los años 50, la enfermera de maternidad Jean Ward estaba convencida de que el aire fresco y la luz del sol ayudaba a los bebés con ictericia a mejorar. Había llegado a esa conclusión observando que los bebes colocados cerca de la ventana mejoraban más y mejor. Así pues, se arriesgó a sacar a los niños de la unidad prematura del Rochford General Hospital de Essex, Inglaterra, al exterior. 

Al regresar dentro, un doctor la sorprendió y revisó a los bebes, descubriendo en uno de ellos un hecho sorprendente. La manta del pequeño había impedido que la luz del sol tocase su piel en la pierna izquierda, haciendo que ésta permaneciese mucho más amarilla que el resto del cuerpo. Gracias a esto se empezó a usar la fototerapia como tratamiento para la ictericia neonatal. 

El gorro bili-bonnet

El tratamiento de fototerapia neonatal para la ictericia hizo que el personal médico tuviera que improvisar protecciones para los ojos de los bebés. La mayoría usaba gasas, esparadrapo y algodón, pero estas soluciones resultaban engorrosas y podían dañar la visión del pequeño si se desprendían. 

Para evitarlo, Sharon Rogone, enfermera de cuidados intensivos neonatales en el hospital en San Bernardino, California, creó unas gafas especialmente diseñadas para los pequeños pacientes en 1990, un protector visual que se sujetaba gracias a un pequeño gorro. Más tarde fundaría su propia empresa, Small Beginnings, especializada en la invención de material para el tratamiento de bebés prematuros.

 

Biberón desechable

Esterilizar y preparar los biberones de bebés en las unidades de maternidad se convirtió en una dura tarea que, de no ser bien ejecutada, podía provocar enfermedades en los recién nacidos. Para evitarlo, Adda May Allen, enfermera en el Columbia Hospital en Washington DC en la década de 1940, creó un revestimiento desechable que las madres y los hospitales podrían tirar después de un solo uso.  Además, las ideó para que se plegasen durante la succión para evitar que el aire que pudiera entrar en la pancita del bebé.

El tubo de alimentación semiautónomo de Bessie Blount Griffin

Los miles de soldados amputados en la Segunda Guerra Mundial no pudieron comer de forma independiente hasta que la enfermera afroamericana, Bessie Blount Griffin, inventó su tubo de alimentación. Un ingenio que permitía cargar la comida y que los pacientes la succionasen a su propio ritmo, ganando algo de autonomía.

Bolsa de ostomía 

Hasta 1954, los pacientes operados de cáncer de colón debían evacuar sus deposiciones a través del abdomen directamente, con las molestias que esto generaba. 

Cuando Thora Sorensen sufrió la enfermedad y tuvo que operarse, su hermana mayor, la enfermera danesa Elise, decidió hacer algo para mejorar su calidad de vida. Así nació la bolsa de ostomía, una solución desechable que podía adherirse totalmente al abdomen evitando filtraciones. 

Kotex, el germen de la compresa moderna y el tampón

 wsj.com 

No es un invento directamente atribuible una enfermera, sino que el uso de este material por parte de las enfermeras de la Primera Guerra Mundial dio lugar a este uso comercial.

En la primera gran guerra, el algodón se convirtió en un recurso escaso y la empresa Kimberly-Clark optó por inventar en 1917 Cellucotton, una alternativa de origen vegetal altamente absorbente y con propiedades antimicrobianas para taponar heridas en el campo de batalla. 

Su poder absorbente era tal que, las enfermeras comenzaron a usarlo como compresa en sus interminables turnos. Acabada la guerra y conociendo su nuevo uso, la empresa decidió crear el Kotex,  el germen de la compresa moderna y el tampón absorbente.

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