8 leyendas urbanas espeluznantes que resultaron ser reales

Publicado 7 abril, 2016 por Alberto Díaz - Pinto
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Seguro que todos vosotros conocéis algunos mitos y leyendas que se han ido transmitiendo de padres a hijos. Concretamente me refiero a esos cuentos e historias curiosas que, aunque increíbles, nadie termina por creer. Y es que la mayoría de las leyendas urbanas carecen de fundamento y pueden tirarse por tierra fácilmente gracias al sentido común y a la ciencia.

Sin embargo, resulta que algunas de estas historias sí que fueron reales, al menos en parte, y hay otras que se han convertido en hechos verídicos en alguna ocasión, tal y como veremos en las historias que os contaremos hoy.

No te pierdas estos 8 mitos o leyendas urbanas que al final se convirtieron en realidad:

El Hombre Verde o Charlie sin cara

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Si alguna vez entráis en un restaurante de carretera de la zona oeste de Pensilvania, EE. UU., y preguntáis si han visto al Hombre Verde de Pittsburgh, también conocido como Charlie sin cara, es muy probable que conozcan la historia del hombre deforme que podía verse durante la noche al pie de la carretera fumándose un cigarrillo mientras el humo se le escapaba por sus mejillas.

Según la historia, el Hombre Verde sufrió un accidente -del que existen diferentes versiones- que le desfiguró la cara. Cualquiera que fuera la causa, todas las historias coinciden en su piel se volvió verde y sus rasgos faciales desaparecieron. También cuentan de él que era un fantasma que vivía en una casa abandonada.

Lo cierto es que esta leyenda tuvo su origen en una historia real. Durante 50 años, hasta la década de los 80, Raymond Robinson -herido en un accidente eléctrico en el que perdió los ojos, la nariz, una oreja y un brazo- solía caminar en solitario por las noches por la ruta 351. Su piel estaba tan dañada que desprendía un tono extraño. Esto fue en lo que se basaron para apodarle de ese modo. Pasó sus días aislado del mundo, escuchando la radio, aprendiendo Braille y haciendo cinturones y caretas de cuero.

El Coleccionista

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La leyenda urbana de El Coleccionista podría ser un cajón de sastre para esos vecinos raros que pudieran estar haciendo algo aterrador dentro de sus sótanos o mazmorras. La leyenda más común de este personaje trata del vecino que recogía partes de cuerpos humanos y las exponía orgullosamente en tarros de cristal.

En Rusia, la leyenda urbana del coleccionista parece haberse hecho real, por lo menos en parte. El historiador ruso Anatoly Moskvin, de 46 años, fue arrestado en 2011 después de conocerse que había desenterrado a niñas de entre 3 y 12 años, para llevarlas a su casa, donde las momificaba y las vestía como muñecas. Moskvin, quien habla 13 idiomas y fue descrito durante el juicio como «un genio», dio nombres a las niñas momificadas y organizó fiestas de cumpleaños para ellas.

Puede que creas que tu vecino no sea trigo limpio, pero es probable que no sea tan espeluznante ni macabro como Anatoly Moskvin.

La leyenda de Dog Boy

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La leyenda de Dog Boy se origina en una zona fronteriza de Arkansas, EE.UU., donde vivía un niño muy siniestro al que le gustaba torturar a perros y gatos, e incluso experimentaba con ellos. También se decía que el niño tenía poderes sobrenaturales o demoníacos.

Esta leyenda también se hizo real, ya que está basada en la vida de Gerald Floyd Bettis. Gran torturador de gatos y perros, Bettis también maltrató duramente a sus padres, a quienes tenía encerrados en la buhardilla de la casa. Un vecino cuenta que solo les daba de comer cuando a él le venía en gana.

Si bien no hay pruebas de que Bettis tuviera ningún tipo de fuerza paranormal que le ayudase en «su trabajo», era bastante corpulento y tenía a todos los vecinos atemorizados.

Cropsey: La verdadera historia de ‘El hombre del Saco’

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La leyenda urbana de Cropsey se desarrolló a lo largo de los años 70 y 80, después de la desaparición de varios niños en Staten Island.

La historia, mencionada en el reciente documental titulado Cropsey, giraba inicialmente en torno a un clásico pero espeluznante ‘hombre del saco’ que robaba niños de las casas. El director del documental, Joshua Zeman, recuerda cuando era joven y creció en Staten Island. «Nuestros asesores nos llevaron al bosque, más allá de Seaview, y nos dijeron que entrásemos ahí. Inevitablemente, uno de ellos salió con un hacha gritando que él era Cropsey.»

Cercano a ese bosque, estaba ubicada la institución mental para niños de Willowbrook, muy conocida por las miserables condiciones de vida, por los maltratos y violaciones por los que tuvieron que pasar los niños que fueron ingresados allí durante su funcionamiento. A finales de los 80, después de las múltiples desapariciones, la policía finalmente empezó a centrarse en un hombre llamado Andre Rand, un ex empleado de Willowbrook que poco a poco se fue convirtiendo en el candidato perfecto para ser el hombre del saco de la vida real.

A pesar de que nunca fue oficialmente acusado de los asesinatos de los niños de Staten Island, Rand actualmente cumple 50 años por secuestro y asesinato en primer grado, y continúa siendo el principal sospechoso de las desapariciones de Cropsey.

Los vampiros andinos comedores de grasa humana

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Esta es una historia particularmente espantosa y desagradable. No hablaremos de todos los detalles, muy similares a los casos del tráfico de órganos humanos.

Los «vampiros de la grasa humana» en realidad tienen su origen en una de las leyendas urbanas más famosas en Perú, que habla sobre unas criaturas conocidas como pishtacos. Cuenta la leyenda que estos vampiros vagan por la noche persiguiendo viajeros y personas desobedientes, los cuales son secuestrados y asesinados para extraer su grasa corporal con el fin de venderla en el mercado negro.

La policía peruana investigó esta historia hace años y, en 2009, el general Eusebio Félix Murga, director de la unidad de investigaciones criminales de Perú, anunció que habían desarticulado una banda de delincuentes que «traficaba con grasa humana».

El estallido de una ballena que hizo llover tejido graso por todas partes

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Es posible que hayáis oído hablar de este caso, o puede que no. Muchos residentes de Oregón, EE. UU., crecieron dudando de su autenticidad, pero fue cierto todo el tiempo. Podríamos resumir la historia en: una ballena varada + explosivos de mala calidad = grasa de ballena con sangre cayendo desde el cielo.

En 1970, un cachalote quedó varado en la costa de Oregón y murió a las pocas horas. Sin embargo, la División de Carreteras de Oregón consideró que la mejor manera de quitar de en medio a dicho animal, era volarlo con dinamita. Aquí podéis ver el vídeo del momento de la explosión.

Sobrevivir a una congelación total

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Posiblemente hayáis pensado alguna vez que ojalá fuera posible que nos criogenizaran para poder vivir en una época futurista, pero todos sabemos que, a día de hoy, esto no es posible y que no hay persona capaz de sobrevivir a una congelación completa. No, ni siquiera Walt Disney.

Sin embargo, en el año 1981 tuvo lugar una historia sorprendente que desafió a toda lógica. Jean Hilliard, residente en Dakota del Norte, EE. UU., fue encontrada congelada tras sufrir un accidente de coche. Las temperaturas habían descendido a -30º bajo cero y Jean consiguió caminar dos millas desde el lugar del accidente, hasta que se desplomó a 5 metros de la entrada de la casa de un amigo.

«Cuando llegó al hospital de Fosston, Minnesota, su piel era muy difícil de perforar con una aguja hipodérmica. Su temperatura era demasiado baja para aparecer en un termómetro. Su rostro estaba pálido y sus ojos eran sólidos y no respondían a la luz. No puedo explicar cómo logró sobrevivir. Ella estaba congelada, literalmente. Es un milagro«, contaba el Dr. George Sather, uno de los médicos que trató a Jean.

Extrañas sombras que deambulan por la casa

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Las historias de sombras abarcan todo un universo de folclore espeluznante. Muchas personas han asegurado haber visto en su casa sombras extrañas que les acechan, normalmente mientras se encontraban en la cama, sombras que aparecen y desaparecen rápidamente.

Al menos en un caso esto resultó ser cierto. En Fukuoka, Japón, un hombre que vivía solo comenzó a sospechar que había algo más en su apartamento, moviendo las cosas de sitio y robándole la comida. De este modo, decidió colocar cámaras de vigilancia que terminaron por desvelar que la sombra con la que había estado conviviendo era en realidad una mujer sin hogar de 58 años llamada Tatsuko Horikawa. Esta admitió a la policía que llevaba viendo en la casa cerca de un año, camuflada perfectamente.

Obviamente esta historia no constata que las sombras sean reales, pero sí que hará que penséis en otras opciones antes de pensar que os estáis volviendo paranoicos.

Vía: Oddee, traducción y adaptación elaborada por La Voz del Muro.

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