Cuando los tiempos avanzan, echar la vista atrás produce vértigo.
Esta diferencia abismal se hace patente sobre todo en campos en los que un pequeño cambio marca una gran diferencia. De entre ellos destacan la tecnología y la salud, ambos han evolucionado tanto que es imposible no tener en cuenta su trayectoria.
En la línea de la salud y la higiene, la reproducción sexual llama sobremanera la atención porque es casi imposible plantearse ahora cómo era posible mantener a raya la natalidad antes del preservativo. Parece casi increíble, pero sin embargo existían suficientes métodos como para elegir según la época.
Desde ancestrales preservativos a piedras para bloquear el útero o raros hechizos y brebajes. Incluso si ya se había dado el embarazo existían también métodos para acabar con él.
Todo lo que puedas imaginar ya lo intentaron una vez en materia anticonceptiva. El papiro egipcio de Ebers de 1550 a.C. y el papiro de Kahun de 1850 a.C. contienen unas de las descripciones más antiguas documentadas del control de la natalidad: el uso de la miel, hojas y pelusas de acacia puestas en la vagina para bloquear el semen.
Se cree que en la antigua Grecia el silfio (una planta) se utilizó como anticonceptivo que, debido a su eficacia se cosechó hasta la extinción.
En la Europa medieval, cualquier esfuerzo para detener el embarazo fue considerado inmoral por la Iglesia Católica, aunque se cree que las mujeres de la época aún utilizaban varias medidas como el coitus interruptus y la inserción de la raíz de lirio y la ruda en la vagina.
Los condones más antiguos descubiertos fueron recuperados de las ruinas del Castillo Dudley en Inglaterra y se remontan a 1640, fabricados de tripas de animal. Casanova, italiano del siglo XVIII, describió el uso de una cubierta de piel de cordero para evitar el embarazo; sin embargo, los condones solo se hicieron ampliamente disponibles en el siglo XX.