Así es la red de búnkeres nucleares donde viven un millón de personas en Pekín

Publicado 21 febrero, 2017 por admin
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En 1970 y bajo el mandato de Mao Tse Tung, China decidió construir una imponente red de búnkeres subterráneos como medida de prevención ante un posible ataque nuclear.

Una vez que el conflicto internacional se calmó, el gobierno de Pekín liberó como viviendas estos búnkeres con el objetivo de hacer frente a la increíble expansión demográfica sufrida a finales de los 80 y principios de los 90. Un fenómeno que solo ha ido en aumento con los años. Hoy Pekín es la tercera ciudad con la vivienda más cara del mundo. 

Fascinado por este mundo, el fotógrafo italiano Antonio Faccilongo se ha adentrado en las entrañas de la capital China para dar testimonio de este insólito modo de vida.  No te lo pierdas.

Más de 10.000 búnkeres y refugios se construyeron en Pekín durante los años 70, enterrados bajo las calles y líneas de apartamentos 

Xian, de 23 años, se sienta en su cama en su habitación en el refugio atómico Nong Ying bajo los apartamentos del distrito de Weigongcun

A finales de los años 80 y para dar solución a los intensos problemas demográficos y de espacio, el gobierno decidió liberar el uso de los búnkeres como residencias

«No es fácil penetrar y fotografiar la vida en los búnkeres», cuenta Faccilongo a National Geographic. «Aunque están por todas partes, los extranjeros tienen prohibido el paso y los que viven allí se avergüenzan de su situación»

Ze Liu de 3 años ve la televisan en el búnkeres de su padre, quien ha convertido parte de la minúscula vivienda en una librería online / nationalgeographic.com

Las condiciones allí son duras, no cuentan con la ventilación adecuada y los residentes deben compartir las zonas comunes, baños, letrinas y cocinas. Todos sueñan con progresar y lograr salir del búnker algún día. 

«Conocí unas 150 personas, y sólo el 50 me dieron permiso para fotografiarlos. Muchos tienen miedo de mostrar la verdad, porque en casa, sus familias, creen que tienen un buen empleo y viven en apartamentos decentes», dice Faccilongo.

La apariencia de éxito es muy importante en China, y aunque no tengan dinero para un apartamento, en los búnkeres no escasean los móviles, ordenadores o internet

Hombre ve la televisión en su teléfono móvil – A la derecha, la entrada de un refugio / nationalgeographic.com

Los subterráneos están llenos de gente joven, estudiantes universitarios e inmigrantes rurales que llegaron a Pekín en busca de trabajo

Las estudiantes Xian Ze y Xiao Xi,de 24 años, viven en un búnker en el distrito de Nong Ying / nationalgeographic.com

Aunque la ley establece que el espacio mínimo por persona deben ser 4 metros cuadrados, la norma se ha convertido en una excepción. La mayoría son más pequeños e incluso compartidos por una o dos personas

Agentes inmobiliarios trabajan desde su casa búnker / nationalgeographic.com

El precio del metro cuadrado en Pekín cuesta alrededor de 5.820 dólares, es la tercera ciudad más cara del mundo para vivir. Mientras tanto, el alquiler de una habitación búnker no supera los 40$

Los búnkeres están segregados por sexo en distritos de hombres y mujeres

Yi, de 39 años, y Ming, de 41 años, beben cerveza durante la cena celebrada el centro Unión Cultural y  Arte / nationalgeographic.com

Para hacer menos dura la vida en el subterráneo, los residentes han comenzado a organizarse en centros comunitarios

Grupo de agente inmobiliarios juega al billar después del trabajo / nationalgeographic.com

Muchos espacio han sido transformados para crear lugares de ocio y esparcimiento 

Se han abierto negocios subterráneos

Salas de estudio 

Un estudiante práctica caligrafía en una escuela de subterránea de escritura kanji / nationalgeographic.com

Y centros de baile y deporte

Grupo de mujeres en clase de baile en el Centro de Unión Cultural y Artes del Distrito de DA Hong Hombres / nationalgeographic.com

Se calcula que más de 1.000 actividades se celebran cada mes en la red de subterráneos de Pekín, mientras que sus residentes sueñan con volver a vivir en la superficie

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