El curioso motivo por el que dejamos desabrochado el último botón de la chaqueta del traje

Publicado 27 abril, 2017 por Alberto Díaz - Pinto
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Existe una regla que todo hombre cuando viste un traje debe tener siempre presente: jamás se debe abrochar el último botón de la chaqueta, sin importar el tipo de traje que se lleve. Un evangelio de la moda masculina que también debe extrapolarse a los chalecos

Cuando nos dicen estas cosas, solemos limitarnos a hacerlo sin preguntarnos a quién se le ocurrió tal cosa o de dónde vino. 

Lo llevamos desabrochado porque es así como debe llevarse y punto ¿no? Sin embargo, no hemos podido evitar poner respuesta a este interrogante, y esta es más sorprendente de lo que cabía esperar.

Una tendencia con mucha historia

Puede que suene a mito, pero lo que estoy a punto de contaros es completamente cierto. Al parecer esta tendencia proviene del rey Eduardo VII, que gobernó Inglaterra entre los años 1901 y 1910. 

Cuando era Príncipe de Gales y los trajes empezaban a ponerse de moda, Eduardo estaba demasiado gordo como para poder abotonarse el chaleco completo, así que dejó de hacerlo para ir más cómodo.

Por respeto al él, el tribunal británico -y finalmente todos sus súbditos, incluidos los de las colonias- dejó de abrocharse el último botón.

Eduardo VII, a la derecha, con el príncipe Jorge, a la izquierda, en 1901. La parte de abajo del chaleco de Eduardo está inacabada. Vía: Wikimedia Commons

Pero la «teoría eduardiana», tal y como la llama el director de moda de GQ Inglaterra Robert Johnson, no siempre es tomada en serio. Suena demasiado ridícula como para ser verdad, pero los historiadores de la moda británica consideran que fue por eso.

Lo cierto es que Eduardo VII estableció la tendencia de llevar desabrochado el botón inferior de los chalecos, así como el botón inferior de las americanas, pero por dos razones diferentes. Las chaquetas del traje fueron reemplazadas por las chaquetas de montar a caballo, por lo que el rey también tenía que desabrocharlo para ir cómodo sobre el caballo.

La «teoría eduardiana» fue contada por Sir Hardy Aimes, un diseñador inglés de moda que fue modista oficial de la reina Isabel II durante casi cuatro décadas, desde la ascensión al trono de la monarca en 1952 hasta su retiro en 1989. Su tienda de ropa se encontraba en Savile Row, una calle famosa en Londres por las sastrerías que hacen trajes a medida, así que podemos decir que sabía lo que se decía.

Sir Hardy Amies, diseñador de la reina Isabel II durante décadas, a sus 90 años en 1999

Los primeros trajes, llamados «trajes de calle», eran ligeramente diferentes a los que encontramos hoy y terminaron sustituyendo a las capas tradicionales de montar a caballo. A pesar de que la chaqueta tenía tres botones, el último terminó desabrochándose porque resultaba más cómoda cuando se montaba a caballo.

Eduardo VII, según contó Amies, también dejó de abrochar el botón superior porque «parecía común», dejando únicamente el botón central para cerrar su chaqueta.

El duque de Roxburghe en el Palacio de Buckingham en 1910, después de la muerte del rey Eduardo VII. El botón inferior de su traje iba desabrochado

Como podéis ver en la imagen, tras la muerte del monarca los hombres siguieron manteniendo esta tradición, la cual ha llegado hasta nuestros días. Curioso, ¿verdad?


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