La miniaturización de todos los componentes electrónicos es algo inherente al progreso. Los avances tecnológicos son pensados, en su mayoría, con buenas intenciones. Tristemente siempre hay alguien que consigue encontrar la forma de utilizar estos avances con fines poco éticos.
El caso de las cámaras es bastante curioso. La tecnología ha conseguido que lleguen a ser tan pequeñas, que puedan ser escondidas en bolígrafos, muñecos de peluche e incluso tornillos. Estos últimos fueron pensados para ser utilizados en temas de vigilancia y seguridad, pero ahora ha saltado la alarma en algunos condados estadounidenses.
Parece ser que algunos criminales, pervertidos y seres de dudosa moralidad se dedican a instalar estas cámaras/tornillo en los baños públicos. Con ellas pretenden tomar imágenes de personas en sus momentos más «personales» y difundirlas por internet. También se han dado casos de intento de chantaje con las imágenes conseguidas de este modo.
Lo peor de todo es que estas cámaras se pueden conseguir muy fácilmente por internet, tienen un precio bastante asequible (las hay desde 20$) y no existe una regulación para su adquisición. Lo único que podemos hacer para luchar contra estos delincuentes es tener 1.000 ojos.
La policía estadounidense emitió una advertencia. Va dirigida a todos aquellos que utilizan los baños públicos, especialmente a las mujeres y niños. Simplemente se basa en tener precaución a la hora de usar un baño público y, en caso de ver algo raro, avisar a la policía.
Lamentablemente esta no es la primera vez, ni será la última que se utilice la tecnología para fines perversos. No debemos volvernos paranoicos ante esta situación, pero tampoco está de más ser precavido en estos casos.
