Derek es un joven brillante natural de Singapur. Es también ingeniero y empresario. Autor del blog DerekLow desde donde decidió compartir con todos nosotros su experiencia en la Singapore Airlines, una aerolínea que ha introducido la clase más lujosa de vuelo que se conoce en el mundo, denominada «Suites Class».
El billete cuesta la friolera de 18.400 dólares, algo impensable para el común de los mortales. Gracias que Derek acumulaba una buena cantidad de puntos debido a sus múltiples viajes, pudo canjearlos por un billete de esta tipo.
Las Suites en cuestión ofrecen estancias privadas cerradas a través puertas correderas, con posibilidad de juntar varias a modo de salita de estar o comedor. El interior ha sido creado por el diseñador francés Jean-Jacques Coste y viene equipado por un magnífico sillón de cuero suave cosido a mano por el maestro artesanal italiano Poltrona Frau.
Lo más destacado de todo es que Singapur Airlines ha sido la primera y única aerolínea comercial en instalar una cama doble en el cielo.
En septiembre de 2014, Derek adquirió el billete en primera clase destino Nueva York.
Lleguó al aeropuerto Changi de Singapur y procedió a realizar el check-in correspondiente. Inmediatamente fue atendido en exclusividad por el personal de la compañía.
Por fin tenía en su poder la famosa e inasequible tarjeta dorada que significaba que iba disfrutar en breve de la Suite de la que tanto había oído hablar.
La sala de espera se parece a una Suite de hotel. Hay botones que te llevan incluso el equipaje para que no te tengas que preocupar de nada.
Mientras llegaba la hora de embarcar, pidió una copa de champagne y un plato de pollo y cordero Satay…
… y langosta con queso Gruyere, Emmental y Cheddar…
… y también una hamburguesa de primera, con Foie Gras, Hoja Rocket y huevo de codorniz frito.
Llegó el momento de entrar en el avión. Siempre acompañado por asistentes de la aerolínea que le atendía personalmente llamándole por su nombre.
Con una copa de Dom Pérignon y con unos cuantas muestras de los mejores periódicos, Derek se dispuso a disfrutar del vuelo.
Los cascos de los que disponía eran de la marca Bose.
También le obsequiaron con un conjunto de aseo de la prestigiosa marca Salvatore Ferragamo.
Incluía la colonia del tamaño original. Nada de muestras.
Todo lo demás como toallas, pijama, almohadas, sábanas, albornoces, etc, eran de la marca Ginvenchy.
Tan pronto como el avión alcanzó la velocidad de crucero, le ofrecieron otra bebida.
La cena no se hizo de esperar: de entrante un Caviar Malossol con langosta al hinojo y ensalada. Más tarde un rico Foie Gras de pato y naranja, remolacha y Mizuna. Para terminar, una típica sopa de fideos de pescado a modo de plato principal.
Después de la cena, pidió al personal que le hicieran una visita guiada por el avión. Subieron por la escalera principal a Clase Ejecutiva, a lo largo de la cubierta superior para volver a bajar por una escalera de caracol a clase económica.
Cuando regresó a la Suite, las tenues luces indicaban que era hora de descansar.
Otro personal le iban preparaban la cama doble, con un colchón de felpa en la zona superior.
El asiento del inodoro era más cómodo que cualquier asiento de clase turista en el que Derek haya estado jamás.
Para el desayuno, eligió una serie de platos del menú de cocina que tenía a su disposición donde te permite pre-ordenar una comida específica antes del vuelo.
El menú se compuso por langosta Thermidor con mantequilla de espárragos, tomate asado Vine y arroz con azafrán.
Para la siesta optó por una cama individual bastante cómoda.
Cuandó se despertó, tenía ante él otra comida pre-ordenada que se componía de un jugoso filete creado por el famosos chef Alfred Portale.
A medida que se llegaban a su destino, Derek estaba cada vez más convencido de no querer bajar del avión nunca.
Reconoce que nunca ha tenido ni volverá a tener en su vida una experiencia de vuelo como esa.
Este artículo apareció originalmente en nuestra web casasincreibles.com
