La entomofobia es el miedo irracional a los insectos. Una gran parte de la población la padece. La mayoría de las veces lo que provoca es una repulsión hacía estos seres vivos más que un miedo real.
Estos sentimientos hacia los insectos son, en realidad, un instinto de supervivencia heredado de nuestros antepasados. Portadores de enfermedades y venenosos en algunos casos, la aversión hacía ellos es un mecanismo de defensa que nuestro cerebro ha ideado.
Pero son más los insectos inofensivos que los peligrosos. Aún así, no suele causarnos demasiada alegría el tener que lidiar con estos bichos. La polilla es un claro ejemplo de insecto inofensivo (tal vez no tanto para nuestra ropa) que tratamos de exterminar de nuestras vidas lo más rápidamente posible.
Son feas, sus larvas agujerean la ropa y aletean alrededor de nuestras lamparas de un modo bastante molesto ¿quién querría un insecto así cerca suyo? Pues en principio nadie, hasta que hemos descubierto la polilla de arce rosada.
Su nombre científico es «Dryocampa rubicunda» y sus colores son 100% naturales
Realmente tiene unos tonos muy llamativos
Su nombre es debido a su dieta durante las primeras etapas de su ciclo de vida. A esas edades tempranas se alimenta, básicamente, de hojas de arce.
Sin embargo, una vez que alcanzan la edad adulta, estas polillas no vuelven a comer nunca más.
Hay que tener en cuenta que «nunca más» en una polilla no significa demasiado, ya que tan solo viven de 2 a 9 meses.
Son unas criaturas bastante solitarias y solo buscan compañía Eentre abril y mediados de septiembre, que es su época de apareamiento.
Al caer la noche ponen los huevos en la corteza de los arces. Pasadas 2 semanas nacerán las orugas que, más tarde, se transformarán en este hermoso animal.
Viven en Norteamérica y apenas miden unos 40 mm.
Con unos colores tan vivos y atractivos, seguro que a más de uno no le importaría tenerlas cerca de casa.
Fuente: Boredom therapy, artículo traducido y adaptado por La voz del muro