Este cementerio suizo ha encontrado una forma preciosa de recordar a sus difuntos

Publicado 20 julio, 2017 por admin
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Ante la muerte de un familiar o ser querido, la gente suele refugiarse en la religión o el recuerdo para hallar consuelo, dependiendo de las creencias de cada cual. 

Personalmente encuentro ciertos ritos funerarios algo vacíos, al no centrarse tanto en la muerte del difunto, como en sus pequeños logros y enseñanzas; limitándose a releer ciertos pasajes de las escrituras y alguna carta a los Corintios. Lo respeto -quede claro-, pero añoro que la gente que sienta que el difunto fue importante en su vida, hable sobre él y lo ensalce de manera alguna. 

Son opiniones y tradiciones, y por supuesto, ninguna es mejor que otra, pero, aun así, no he podido evitar sentir cierta sintonía con esta noticia. 

El cementerio de los Alpes suizos que recuerda a los difuntos con escenas talladas de su vida

Los habitantes de Jaunen la región de Friburgo en los Alpes suizos, han construido un precioso homenaje a sus difuntos uniendo el recuerdo y la religión. 

Más allá de las típicas losas de granito, en este pequeño cementerio se instala también una cruz en la que se tallan diversas escenas, aficiones o logros del difunto para evocar los recuerdos sobre él.  

Un granjero, un músico, alguien tocando un trombón o una máquina de escribir… Hay de todo y de esta forma, cualquiera que los visite obtiene de un vistazo información sobre el fallecido, sus gustos y aficiones. 

Los conocidos pueden evocar sus recuerdos, y los desconocidos empatizar con esas personas y sus logros, inspirarse en ellos o sentirse extrañamente identificados. Sea como sea, este pequeño gesto establece una nueva relación con los difuntos.

Pero el cementerio de Jaun es especial por varios motivos y curiosidades más

Hasta 1940, las cruces del cementerio se realizaban en hierro forjado y no diferían casi nada de las de cualquier otro lugar. Pero un día, un hombre pobre murió y su familia no tuvo dinero para instalar una cruz de forja. 

Su nieto, Walter Colin, decidió coger un trozo de madera y grabar una escena conmemorativa con su cortaplumas, situándola junto a la tumba. 

A los vecinos les encantó la idea y la copiaron, creando así uno de los cementerios más originales que existen. 

Las tumbas se disponen de forma ordenada detallando el nombre, año de nacimiento y fallecimiento del difunto. Hasta aquí todo normal, pero el cementerio también guarda ciertas peculiaridades que lo hacen especial. 

Todas las tumbas tienen flores frescas porque son un jardín en sí mismo, que se alimenta de la vida anterior y el agua de los Alpes. También podrás observar que todas las tumbas se hacen con el mismo material y que todas las cruces tienen la misma altura; un detalle que deja claro que todas las personas son iguales ante la muerte y que ninguna es más importante que otra. 


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