Experimentos psicológicos poco éticos que se hicieron con niños huérfanos y animales

Publicado 30 enero, 2015 por Alberto Díaz - Pinto
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No todos los psicólogos durante sus prácticas para entender mejor los comportamientos sociales y humanos, se rigieron por un código ético y moral.

Ejemplos de ellos son dos experimentos con nefastas consecuencias de los que hablaremos a continuación. En uno de ellos los sujetos del experimento fueron niños huérfanos utilizados como meros conejillos de Indias, donde se les crearon traumas psicológicos de por vida. En el segundo, veremos lo importante que resulta el apego materno y la figura de una madre para los hijos durante la primera etapa de sus vidas.

1. El estudio del monstruo

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El psicólogo de la Universidad de Iowa Wendell Johnson -en la imagen- trató de averiguar las razones por las que los niños tartamudeaban experimentando con un grupo de huérfanos. Para ello, escogió a 10 niños tartamudos y otros 12 que hablaban normal y los mezcló en dos grupos. Uno de los grupos recibió un refuerzo positivo –se les decía a los niños que iban a superar la tartamudez, que no debían sentirse mal, que era normal–. El otro grupo recibió un castigo, independientemente de que los niños fueran o no tartamudos –se les decía que era una vergüenza, que debían detener su comportamiento inmediatamente, que no debían hablar si no lo hacían correctamente–.

Mary Tudor, una estudiante de Johnson, fue la encargada de llevar a cabo el experimento, y recogió en sus notas que, pasadas cinco sesiones, los resultados eran evidentes: muchos de los niños del grupo «castigado» que hablaban bien antes ahora se negaban a hacerlo y tartamudeaban, mientras que los niños del grupo de refuerzo positivo mejoraron notablemente.

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Los compañeros de Johnson fueron tremendamente críticos con su experimento, al que bautizaron como “Estudio Monstruo” y le convencieron para que lo interrumpiera y lo ocultara. Tras finalizar el experimento, Tudor siguió visitando el orfanato para atender a los niños a los que había vuelto tartamudos, pero muchos siguieron arrastrando secuelas hasta la edad adulta.

En 2001, después de que el diario Mercury News publicara un artículo que denunciaba los traumas psicológicos que todavía sufrían los participantes en el experimento, la Universidad de Iowa pidió perdón públicamente y le cambió el nombre a su clínica de logopedia y foniatría, bautizada en honor a Johnson. En agosto de 2007 seis de los huérfanos participantes en el experimento fueron indemnizados por el estado de Iowa con 925.000 dólares, debido a los daños emocionales provocados.

2. Los monos de Harlow

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En los años 70, un cientifico llamado Harry F. Harlow, se había aventurado a estudiar el tema del apego materno, a través de una serie de experimentos con monos, todo con la finalidad de conocer la forma en que se construye la relación madre-hijo y observar, en un ambiente controlado, los efectos en distintas situaciones.

El experimento era bastante sencillo. Harlow cogía a unos monos rhesus bebés y les daba a elegir entre dos madres artificiales. Se trataban de modelos, semejantes a una mona adulta para que el bebé tratará de creer que era su madre. Una de ellas estaba cubierta cálida de felpa. La otra, estaba formada por fríos barrotes de hierro, pero tenía un biberón con leche.

Cuando el experimento comenzó, los resultados fueron abrumadores, los monos preferían el contacto de felpa materno, antes que el de hierro, aunque éste tuviera leche. Cuando la sensación de hambre era ya insoportable, iban corriendo a la madre de hierro, tomaban la leche suficiente y volvían corriendo a agarrarse a la madre de felpa. Más tarde, se comprobó que cuando se trataba de asustar a los monos, salían corriendo a buscar refugio en la madre de felpa.

Este comportamiento, tan claro al principio, iba perdiéndose conforme los monos iban haciéndose adultos y cada vez iban buscando más el alimento que el contacto “materno”.

Con ese experimento y otros más que se realizaron posteriormente en monos, quedó claro que en ellos era principalmente importante el contacto materno para su desarrollo, y que su principal comportamiento estaba dirigido a buscar y solicitar esa atención materna tan necesaria para ellos. Aquí tenéis un reportaje que explica estupendamente este experimento:

Fuente: ilevolucionista, rinconpsicologia

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