La fístula anal de Luis XIV y cómo su trasero marcó tendencia

Publicado 15 junio, 2017 por admin
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Todos tenemos culo y hasta los reyes sufren las consecuencias de tener uno, incluso las peores. Así le ocurrió al rey francés, Luis XIV, quien desarrolló una terrible fístula en sus reales posaderas.

Luis XIV / resolviendolaincognita 

El monarca se quejó de un doloroso bulto en el trasero el 15 de enero de 1686. A pesar del los esfuerzos, el bulto se convirtió en un absceso el 18 de febrero y el 2 de mayo ya era una terrible fístula. 

No podía sentarse, montar a caballo, andar con normalidad, ni hacer correctamente sus necesidades y por ello, se vio obligado a buscar un cirujano. La cosa puede parecer lo más natural del mundo hoy, pero por aquel entonces una cirugía era casi una condena a muerte. 

Los hábitos de higiene eran casi inexistentes, la gente no se lavaba y creía que la suciedad les protegía del ataque de pulgas y piojos. La Iglesia tampoco ayudó, pues consideraba la limpieza personal y los baños públicos como un lujo innecesario que incitaba al pecado. Puedes conocer más detalles en Hasta hace muy poco, había algo común entre ricos y pobres que te pondrá la piel de gallina

Tampoco había costumbre de esterilizar los útiles de cirugía, compartiendo las herramientas entre pacientes. Como es de imaginar, la tasa de mortandad era altísima.

Para tratar de poner remedio sin poner su vida en peligro, Luis XIV llamó a todos los médicos y curanderos del reino. Tras escuchar soluciones y remedios de todo tipo, el cirujano, Charles-François Felix, le convenció de operarse.

Hasta entonces la cirugía no era una disciplina en sí misma, sino un parche que solía ser aplicado por cualquier persona con conocimientos de corte, como un barbero o el carnicero. De hecho, los cirujanos pertenecían oficialmente al gremio de barberos-peluqueros. 

Mecanismo para abrir el ano y acceder a la fístula desarrollado  po Charles-François Felix / resolviendolaincognita

Sin embargo, Felix tenía maña y creía que podía curar al monarca totalmente. Para ello, desarrolló varias herramientas y bisturíes especiales para la operación de la fístula. Y no solo eso, también ensayó la intervención con 75 plebeyos con fístulas y abscesos para perfeccionar su técnica y aprender de los errores. Muchas de estas cobayas murieron, pero a nadie el importó. 

Bisturí real para fistula desarrollado por Charles-François Felix / resolviendolaincognita

El 18 de noviembre de 1686, a las 7 de la mañana, Charles-François Felix operó la fístula del Rey en el Palacio de Versalles. Le acompañaban: Madame de Maintenon, su confesor, varios médicos, el Ministro de Estado.

La intervención se mantuvo en secreto para no debilitar la posición del Rey, y ni siquiera se le comunicó a su hijo, el delfín. 

Recostado sobre el canapé de su cuarto, Luis XIV fue operado sin anestesia durante 3 horas. Al concluir, interpeló: «¿Está hecho señores?, No me han tratado como un rey, y yo quiero sanar como un campesino».

La operación fue un éxito, tanto que el rey pudo recibir a los embajadores al día siguiente. No hubo infección, ni muerte por sepsis, y el monarca pudo montar a caballo al llegar primavera. Fue tan sorprendente que 1686 fue conocido como L’annee de la Fistule, el año de la fístula.

Operarse la fístula se puso de moda y muchos nobles siguieron los pasos del rey, incluso de forma fingida vendando el trasero falsamente. Charles-François Felix se hizo famoso, pero no volvíó a tocar un bisturí. Recibió tierras, dinero y un título nobiliario en Tassy, gracias al culo de su real majestad y su pericia. 

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