La invención china que más sorprendió al explorador Marco Polo y que cambió el mundo conocido

Publicado 10 agosto, 2017 por admin
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Marco Polo (1254-1324) partió de Venecia para el Lejano Oriente en 1271 para realizar la Ruta de la Seda. La travesía duró 3 largos años, tras los cuales decir afincarse y ver en China hasta su regreso en 1295. Muchas fueron sus aventuras, pero fue el uso del papel moneda el hecho que más le sorprendió. Así lo cuenta en «El libro de las maravillas del mundo».

«No importa de qué manera lo cuente, no lograría convencerlos de que lo que digo está dentro de los límites de la verdad y la razón», escribió.

Oro, plata y billetes de curso legal

A diferencia de las monedas europeas acuñadas en oro y plata, el dinero chino estaba hecho de simple papel; un papel que la gente trataba como si valiese una fortuna.

El dinero chino de aquel entonces, consistía en una lámina de color negro derivada de la corteza de moral, que llevaba estampada la firma de varios funcionarios y el sello rojo brillante del emperador Gengis Kan, abuelo de Kublai Kan, quien regía cuando Marco Polo vivía en China. Eran estas marcas las que otorgaban valor al papel, y no el material en sí mismo, lo que sin duda le pareció una idea muy revolucionaria. 

En el capítulo «Cómo el gran Kan hace que la corteza de los árboles, convertida en algo similar al papel, pase como dinero en todo su país» explica como surgió esta idea.

Los jiaozi

El papel moneda había surgido tres siglos antes de la llegada de Marco Polo, alrededor del año 1000, en la provincia de Sichuan, China, una región famosa por su ardiente cocina.

Al ser una provincia fronteriza, el gobierno de Sichuan no quería que sus monedas de oro y plata salieran hacia tierras extranjeras. Para evitarlo decidieron cambiarlas por monedas de hierro. 

El problema es que las monedas de hierro no resultaban prácticas, ya que, si cambiabas una moneda de 50 gramos de oro, podías obtener tu peso en hierro a cambio. 

Para no cargar con toneladas de hierro de un lugar a otro, los mercaderes decidieron pagar con un jiaozi; un pagaré con el que se comprometía a entregar la cantidad necesaria para saldar la deuda cuando le fuera requerida. Lo curioso es que los joaozi comenzaron a circular libremente pasando a terceras personas. 

El comercio con jiaozi privados se hizo tan grande que el gobierno decidió regularlo primero y prohibirlo después. Sin embargo, como el sistema resultaba beneficioso para todos, decidió eliminar las monedas de hierro y asumir la emisión de papel moneda.

Los jiaozi oficiales tenían más valor que las monedas de hierro que representaban, ya que podían transportarse fácilmente. Además, todos los habitantes habían asumido que aquel papel representaba un valor real que podría ser retirado del banco estatal si fuera necesario.

Más tarde, el dinero dejó de cambiarse por metal, y simplemente se cambiaba por otros jiaozi estatales de mayor, menor o igual valor. Hoy los billetes se hacen con fibras de algodón y plástico pero el sistema es el mismo. Nuestros Bancos Centrales solo están respaldados por la promesa de remplazar los billetes viejos por otros más nuevos. No hay una reserva de oro acorde al número de billetes emitidos. 

El problema de este sistema es que el gobierno puede darle a la manivela e imprimir más dinero para pagar sus deudas, pero, cuando eso ocurre, los precios de bienes y servicios tienden a subir. 

De hecho, fue la Dinastía Song quien provocó la crisis monetaria de la historia del papel moneda, al emitir demasiados jiaozi, que junto a una creciente falsificación, provocó que el jiaozi se devaluase hasta el 10% de su valor nominal solo unas décadas después de ser inventado. 

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