La sorprendente razón por la que no debemos tirar nunca un peluche o una manta de la infancia

Publicado 5 septiembre, 2016 por admin
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Siempre que salimos de nuestra zona de confort, ya sea para enfrentamos a una nueva experiencia o desafío, sentimos algo de ansiedad y estrés. Es normal, incluso positivo, si hemos aprendido a canalizarla.

Ramona Heim / ShutterstockRamona Heim / Shutterstock

Como niños experimentamos una y mil experiencias nuevas, muchas de ellas abrumadoras, y al bloquearnos recurrimos raudos a los brazos de nuestros padres. Sin embargo, la vida sigue y ellos no estarán ahí para siempre. Por ello, es altamente recomendable enseñar al niño a lidiar con sus problemas y a gestionar su incertidumbre con algunas técnicas.

Muchos niños recurren a buscar consuelo en un objeto familiar, a menudo una manta o un peluche juguete. A veces este gesto es visto con preocupación por algunos padres, temerosos de esta dependencia. No obstante, recurrir a un objeto para calmar nuestra ansiedad es un poderoso recurso de autoayuda, que bien haríamos en aprender y copiar los adultos.

La manta de seguridad y los objetos de confort, también llamados de transición

Hay niños que poseen una relación especial con un peluche o una manta. Lo llevan a todos sitios y suelen dormir con él, ayudándoles a superar la ansiedad. Esto no supone un problema hasta que el objeto envejece y los padres tratan de sustituirlo, porque incluso si el nuevo es idéntico al anterior, solo el original parece satisfacerles. ¿Por qué?

gorillaimages / Shutterstock

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Los niños saben que el objeto no tiene vida, pero para ellos sí tiene carácter. Una especie de cualidad intangible que no puede ser copiada ni transferida, y que por tanto los hace únicos. Los investigadores llegaron a esta conclusión después de efectuar varias pruebas con niños.

Primero se les retiraba su objeto de confort haciendo como si se perdiera fortuitamente. Después se les explicaba que existía una solución: la existencia de una máquina especial capaz de hacer duplicados exactos. Como si fueran duplicados, se les hacia entrega del objeto original, pero la gran mayoría de niños rechazaban la supuesta copia llorando amargamente por su objeto de confort perdido. No importaba que lo tuvieran delante, si creían que era una copia no eran capaces de reconocerlo.

El carácter o la personalidad que otorgamos a los objetos no es algo exclusivo de los niños. Los adultos lo llamamos valor sentimental

Si tu madre es capaz de hacer una copia fiel de un cuadro famoso y lo cuelgas en el salón, con el tiempo valdrá más para ti que para cualquier otra persona. Puede ser que contemplarlo te relaje, que evoque recuerdos felices junto a ella, que te haga sentir mejor y, sin embargo, para el mundo del arte valdrá menos que nada. Eso es lo que sucede con las mantitas o juguetes de los niños.

Antes de 1970, los psicólogos infantiles identificaban esta conducta como una falta de atención, cariño o seguridad que había que corregir. Hoy día la percepción de estos objetos ha cambiado totalmente.

Según los estudios del Dr. Richard H. Passman, la mantita o el objeto de seguridad facilita al niño superar la ansiedad a la hora de irse a dormir, a adaptarse a nuevas experiencias y situaciones de aprendizaje.

Los estudios también han revelado que los niños que usaron objetos de confort durante su infancia, por regla general, se convirtieron en adultos más independientes que aquellos que no disfrutaron de este recurso. Esto se debe a la seguridad emocional que la mantita o el peluche les otorgaron cuando trataban de independizarse emocionalmente de sus padres.

Milosz_G / Shutterstock

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Así pues, los objetos de confort son un magnífico recurso terapéutico que calma, reconforta, anima, da confianza y seguridad en situaciones de estrés y ansiedad. Mucho más poderosos que los fármacos y sin ningún efecto secundario. 

Pero lo mejor de todo es…

Y no solo eso, sino que también se ha demostrado que el poder terapéutico de estos objetos trasciende a la edad adulta y que, incluso en la madurez, nos hacen sentir bien. Si aún guardas el peluche de cuando eras niño, no lo dudes y haz la prueba. Apenas lo saques de la caja, lo mires y lo huelas, un torrente de sensaciones positivas se desencadenará en tu interior. Algo que puede ser de mucha utilidad cuando afrontamos nuevos problemas y desafíos. Por esta razón, no debemos tirar nunca estos maravillosos objetos, pues son únicos.

Fuentes: wikipedia, Confort Object – Dr. Richard H. Passman, Diply

Fotografía de portada: Instagram / @tslanguistInstagram / @kippins_

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