Keith Anderson, un padre de Ontario (Canadá), ha elegido una forma especial de inmortalizar la infancia de su hijo en su propio cuerpo. Keith comenzó a tatuarse los dibujos que realizaba su hijo Kai desde que tenía cinco años. Todo comenzó con una margarita pero con el paso de los años, los tatuajes fueron aumentando y ocupando, uno a uno, su lugar en los brazos de Keith.
Esta maravillosa historia cargada de ternura y pasión por los hijos, no tardó en saltar rápidamente a todas las redes sociales y círculos virales de todo el mundo. Conozcámosla un poco más a fondo:
Conoce a Keith Anderson, padre y amante de los tatuajes de su hijo
Anderson concedió una entrevista y una sesión de fotos al fotógrafo Chance Faulkner.
“Cada uno de estos tatuajes en mi brazo derecho son los dibujos que ha hecho mi hijo a través de los años”
«El primero de todos ellos fue esta margarita que Kai dibujó cuando aún estaba en el jardín de infancia»
«Luego añadimos su nombre y la casa que él pintó cuando tenía 4 años»
«Cuando tenía 6, hicimos este caballito de mar…»
«A la edad de 7 pintó la hoja de arce con la C de Canadá»
A los 8 este vidrio de colores, que es uno de mis favoritos. Fue su primera idea abstracta
El de los 9 años nos lo saltamos porque quería un cambio en los dibujos
«El único que tiene un tamaño diferente del original es el robot que dibujamos en marzo pasado cuando Kai cumplió los 10»
Keith ha tenido tres artistas del tatuaje distintos en los últimos años, sin contar con su hijo, que le permitió participar en la sesión de entintando más reciente
«Tenemos pensado seguir adelante con nuestra idea. La gente me pregunta qué va a pasar cuando se me acabe el espacio. Yo siempre les contesto que espero que mi hijo haga los dibujos más pequeños»
Se trata de una bonita forma de llevar toda la infancia de tu hijo tatuada en la piel, donde este dispone de los brazos de su padre como si se tratasen de un lienzo.
Fuente: distractify
