Por qué no debes comer la parte verde de los tomates, patatas y berenjenas

Publicado 20 octubre, 2015 por Alberto Díaz - Pinto
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Está claro, cada día son más los alimentos que producen cáncer y, algo que nos vendieron como «altamente saludable» resulta que al final está perjudicando a nuestro organismo. Tranquilos, este artículo no va en esa línea, ni mucho menos.

Se trata de analizar y comprender por qué no es saludable comer la parte más verde de los tomates, patatas y berenjenas, algo que posiblemente ignoráis, pero que cuando exponga todos los argumentos, veréis que tiene bastante lógica.

Las plantas, al igual que el resto de seres vivos, han desarrollado mecanismos de defensa para sobrevivir, a través de un largo perfeccionamiento evolutivo. No penséis que los tomates y patatas existen únicamente para ser comidos por nosotros. Como seres vivos que son, las plantas han de defenderse del ataque de otros patógenos o herbívoros que puedan acabar con ellas.

Una de estas herramientas es la producción de sustancias tóxicas, a fin de producir un envenenamiento con una acción fisiológica en el agente externo que perturbe su paz. Aunque como veremos, esto no siempre tiene por qué ser contraproducente, puesto que precisamente muchos de estos compuestos son usados, en dosis muy bajas, para fabricar algunos fármacos, como por ejemplo la morfina o la aspirina.

Sin embargo, hoy queríamos hacer especial mención a estas tres plantas, ya que se cultivan y consumen a nivel mundial. Todas pertenecen a la familia de las plantas solanáceas. Esto significa que tanto las patatas, tomates y berenjenas poseen solanina de forma natural en las hojas, frutos y tubérculos.

¿Qué es la solanina?

Científicamente diríamos que se trata de un glicoalcaloide tóxico, del género Solanum. En cristiano diríamos que es una molécula de defensa que desarrollan las plantas con propiedades fungicidas y pesticidas, usada para defenderse de posibles enfermedades e insectos entre otros. Aquí podéis ver representada la estructura química de la solalina:

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Sabiendo esto, vamos a centrarnos en cada uno de los alimentos, y más concretamente, en qué partes de estos se concentra más esta molécula.

Patatas

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Siento deciros que este glicoalcaloide está presente en todas sus partes, incluyendo los tubérculos, aunque donde más se concentran es en la piel y justo debajo de esta.

Sin embargo, no nos comemos las patatas crudas ¿verdad?, sino que las pelamos, lavamos, troceamos y cocinamos. Al parecer, la gran mayoría de esta sustancia se elimina a través de este proceso. La clave reside principalmente en los lavados y en el cambio de aceite con el que freímos.

También es muy importante almacenar de las patatas en un sitio fresco, seco y oscuro, ya que las condiciones de luz y humedad hacen aumentar el contenido en solanina incluso 4 veces más por día.

No es algo que tengamos que temer, pues llevamos comiendo patatas toda nuestra vida y seguro que nunca os ha pasado nada. La intoxicación, además de no estar al alcance de todos, se produce cuando hay altas concentraciones de solanina, que es cuando la patata está inmadura -verde-, ha sufrido algún daño o se come cruda. Es algo que podréis apreciar a simple vista en el color verdoso, y en el sabor fuertemente amargo que directamente harán que desechemos la pieza.

Tomates

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En este caso os diría que más vale prevenir que curar, por lo que evitéis consumir los tomates verdes pues, comparados con los rojos y maduros, contienen más cantidad de tomatina (el alcaloide del tomate).

Aunque como sabéis, existen variedades que son verdes hasta en su plena madurez. Aún teniendo más solanina que los tomates rojos, siempre tendrán menos que los tomates que inmaduros. Si tuvieseis que usar estos tomates, es más recomendable hacerlo en guisos y salsas que consumirlos directamente, como en el caso de las ensaladas.

Entonces la duda viene cuando los tomates han sido recogidos aún verdes y son guardados en cámaras. Estos contienen mayor cantidad de solaninas, a pesar de su color rojo. Si quieres consumirlos crudos en ensalada, procura comprarlos en rama y mantenerlos fuera de la nevera, en un intento de maduración casera, y cómelos cuando verdaderamente estén maduros.

Berenjenas

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En el caso de esta hortaliza, la solanina recibe el nombre de solamargina. Sin embargo, cuando las guisamos no suponen ningún riesgo. El problema vendría si las consumiéramos crudas, ya que podría provocar un malestar gástrico importante con vómitos y diarrea, especialmente en personas con tendencia a padecer estos problemas.

Sin embargo, he de decir que, en general, la berenjena tiene propiedades muy saludables en todos los sentidos.

Intoxicación

Lo primero que hay que decir es que la intoxicación por solanina es muy poco frecuente. Esta hace que se acumule un neurotransmisor llamado acetilcolina, que puede provocar una estimulación continua de los músculos, glándulas y el sistema nervioso central.

Los síntomas de intoxicación pueden ser relativamente leves -náuseas, diarrea, vómitos, dolores de estómago, ardor de garganta, arritmia, dolor de cabeza, mareos- o más graves -alucinaciones, parálisis, fiebre, pérdida de conocimiento, hipotermia-. No obstante, esta posibilidad es bastante recóndita, solo para casos en los que ha habido una ingesta elevada de solanina. Es verdad que ha habido varios casos de intoxicaciones graves, pero lo normal es que de la cara el síntoma principal: la pérdida de líquidos (vómitos y diarrea), que son fáciles de tratar.

La ventaja es que se puede detectar a tiempo y no dar lugar a intoxicarse. Acordaros siempre del sabor amargo, del verdor y la madurez del fruto en cuestión.

Fuentes: lacienciadeamara, megustaestarbien, wikipedia (Solanina)

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