Cuando ves el vídeo que ha colgado Jason Moments en su canal, lo primero que puedes pensar es que está haciendo un experimento social estupendo para denunciar y/o dar visibilidad a un problema que todas, en mayor o menor medida, sufrimos.
Resumiéndolo mucho dicho problema: la cosificación del cuerpo de la mujer.
Luego, cuando sigues viendo otras grabaciones, te da el tic nervioso en el ojo. Vídeos de cómo un tipo que se dedica a llevarse en brazos a las chicas por la calle, a modo de secuestro, para ver cómo reaccionan sus parejas. O la versión un poco más explícita del corto que os mostramos a continuación, donde una chica con unos short muy short, pasea por Londres mientras se graban todo tipo de reacciones y comentarios por su físico y atuendo.
Entonces ya no sabes de qué va. Intuyes que lo único que quiere son visitas, y las consigue.
Y aunque haciendo este post, yo le esté facilitando la tarea, no puedo dejar pasar de largo el vídeo y revertir su intención. Yo sí denuncio lo que tiene que pasar una mujer si osa entrar en los cánones que ellos creen aceptables.
He crecido con la normalización de ello. Y seguro que tú también. Me han educado con la frase de que sí son muchos los albañiles que te dicen «piropos» cada vez que pasas al lado de alguna obra, es que estás entrada en carnes y necesitas ir al gimnasio. En cambio, si no son ni ellos los que te hacen ya caso, es que «se te ha pasado el arroz».
De alguna manera el cómo te percibe el sexo contrario es tu medidor de edad, estado físico, etc. Y según él determinará
que necesites hacer dieta, alguna cirugía, arreglarte más, entre otras muchas cosas.
Siento decir que ya no es así. Que muchas son las que salimos guapas para gustarnos a nosotras y no para agradaros. Que el hecho de que sea educada y te diga con una sonrisa que no quiero darte el número de teléfono no quiere decir que puedas seguir insistiendo.
Que un no es un no, y que no hace falta tampoco decirte claramente un no para que te des cuenta de que no quiero.
Que ya está bien.
Por cierto… A los que pensáis que no es machismo porque el señor que le ha tocado el culo es, o se pudiera pensar que es gay, siendo deciros que no es así.
A continuación os dejo con Eva, una chica a la que su amigo la «deja» una hora en la calle de Londres para ver qué pasa. Y claro,
pasa de todo.
Y si sigues pensado que soy una exagerada:
Otro experimento social de la mano de una famosa blogger:
En los últimos años, estamos asistiendo a un profundo debate sobre el uso del maquillaje al que incluso algunos de los rostros más reconocidos del panorama internacional se han sumado.
Y es que existen opiniones para todos los gustos. Muchas mujeres maquillan sus rostros diariamente porque les gusta, o porque simplemente se ven mejor con él, mientras que otras aborrecen ponérselo y, si lo usan, prefieren que sea lo más disimulado posible. Otras, sin embargo, no lo utilizan nunca. ¿Acaso las que usan maquillaje son mejores que las que no lo usan?
Obviamente la respuesta es no, aunque recientemente una bloggera ha encendido de nuevo el tema sobre las expectativas sociales de las mujeres que usan maquillaje para cuestiones de trabajo. Francesca, que así es como se hace llamar, subió dos fotos a las redes sociales prácticamente idénticas, salvo por un pequeño detalle, en una muestra su rostro al natural y la otra fue editada para que pareciese estar maquillada.
La imagen comparativa fue subida a PhotoFeeler, un sitio donde las personas comentan y comparten impresiones sobre fotos destinadas a uso profesional. ¿Cuál creéis que recibió las críticas más positivas?
Instagram / @workingwithmonolids
Efectivamente, la foto con el maquillaje fue generalmente mejor recibida que la foto sin maquillaje. Honestamente, no podemos decir que estemos muy sorprendidos con los resultados, y menos después de ver un experimento similar realizado por Huffington Post, con el que quedó bastante claro que las mujeres que usan maquillaje son más aceptadas en el mundo empresarial.
Otro estudio de principios de este año, publicado por la revista Research in Social Stratification and Mobility, demostró que las mujeres que gastan más tiempo arreglándose para el trabajo ganan más dinero que las mujeres que no usan maquillaje, o que aquellas que no prestan demasiada atención a su estilo.
En el caso de Francesca, PhotoFeeler clasifica las imágenes en base a 6 categorías: competencia, simpatía, influencia, seguridad en sí mismo, autenticidad y divertido. Por su parte, los votantes tienen la opción de votar: «no», «algo», «sí» y «sin duda». Así quedaron los porcentajes en la foto de Francesca:
Imagen sin maquillaje
– Competencia: 57%
– Simpatía: 44%
– Influencia: 55%
– Confianza: 43%
– Autenticidad: 40%
– Divertido: 35%
Imagen con maquillaje
– Competencia: 67%
– Simpatía: 67%
– Influencia: 65%
– Confianza: 68%
– Autenticidad: 58%
– Divertido: 50 %
Como podéis ver, los votantes acogieron bastante mejor la imagen en la que Francesca llevaba maquillaje. Algunos porcentajes varían hasta un 15%. Una vez más, se reafirma que la mujer, cuando va maquillada, es generalmente más valorada.
En su blog, la protagonista de este experimento social también habla sobre el «impuesto del maquillaje«, un término utilizado para hacer referencia a la idea de que las mujeres tienen que pagar más dinero que los hombres por los cosméticos que las mantienen «atractivas». Muy superficial, sí.
Otro estudio revela que la mujer promedio gastará unos 15.000$ en cosméticos a lo largo de su vida, así como que de media dedican una hora diaria para asearse.
Son datos que dan que pensar, la verdad. ¿Cuál debería ser el mensaje que transmitamos a las futuras generaciones? Esta claro: ¡todas las mujeres son hermosas tal y como son! No os dejéis influenciar por datos, estadísticas o por la opinión de los demás. Si os gusta utilizar maquillaje, hacedlo con total libertad, del mismo modo que aquellas que prefieren no usarlo. Sed vosotras mismas.
Vía: tiphero, traducción y adaptación por La Voz del Muro.
