«Respetarás tu parto», el relato que deberías leer si estás embarazada o piensas estarlo

Publicado 23 mayo, 2017 por Alberto Díaz - Pinto
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Antiguamente muchas mujeres morían durante el parto, a consecuencia de las complicaciones que pudieran surgir durante el mismo. Hoy, a pesar de que la vida está muy adelantada, hay que seguir tomando precauciones para que esto no suceda.

A través de su blog, una profesional del campo de la salud narra la terrible experiencia que le tocó vivir durante uno de sus turnos. Una mujer decidió tener a su hijo en casa, a pesar de las disuasiones previas de los médicos porque el feto venía de nalgas.

Sin duda, una decisión con la que tendrá que aprender a convivir, pero que tú podrías prevenir. Así pues, creemos que este relato debe servir para concienciar a todas las futuras madres, de que no deben correr ningún riesgo cuando se trata de traer al mundo a sus bebés.

Muchas veces tuve ganas de llorar agarrándole la mano a una paciente. Pero nunca antes había tenido ganas de llorar de rabia y de impotencia en esa situación.

Hoy llegó a mi guardia una madre con su hijo muerto. Había decidido tener el parto en su domicilio, aunque era su primer bebé y estaba en podálica (de cola). De familia acomodada e instruída, todos habían intentado disuadirla, sin éxito.

Las delincuentes que aceptaron llevar a cabo el trabajo de parto en el domicilio, al verse desbordadas por la situación llamaron al SAME. Y una ambulancia la fue a buscar, cuando ya no había más nada que hacer. Ni siquiera le hicieron el alumbramiento (salida de la placenta), el cual llevamos a cabo acá, en sala de partos, en condiciones de antisepsia, con suero, medicación e instrumental quirúrgico.

Todos los que nos dedicamos al noble arte de curar, queremos que las cosas salgan bien. Estudiamos, nos formamos y especializamos, hacemos cursos de actualización para garantizarles a nuestros pacientes la mejor atención. Aunque en el sistema público no siempre contemos con todos los recursos.

Si te pongo un suero, no te estoy faltando el respeto, estoy impidiendo que si tenés una hemorragia, entres en shock hipovolémico.

Si te doy medicación, es porque es necesaria.

Si te rompo la bolsa, es porque es importante conocer el color del líquido. Nos da información de cómo la está pasando el bebé en la panza.

Si te digo que necesitás una cesárea, no es porque “te quiera sacar de encima rápido”. Yo acá tengo que estar 24 horas. Es porque intento, en el mejor de los casos, evitar complicaciones. En el peor, salvar tu vida y la de tu bebé.

El embarazo y el parto son hechos fisiológicos, es cierto. Pero rápidamente, de un momento a otro, pueden convertirse en patológicos y potencialmente mortales.

Contar con un hospital, con equipo entrenado, con anestesia, con un quirófano, es un privilegio. Privilegio que nuestras antecesoras de siglos pasados no pudieron gozar. Durante siglos las mujeres murieron de complicaciones en el embarazo y en el parto. Ellas no tenían la chance de elegir.

Mi cuerpo, mi parto, mi decisión?

No se trata de tu cuerpo: está tu hijo en el medio.

Mi parto? No sos la única protagonista, en realidad sos apenas un personaje secundario, el protagonista es él.

Tu decisión? No tenés la formación para saber cuando está en riesgo tu vida ni la de tu bebé.

Primum non nocere. Primero no dañar. Nosotros lo sabemos. Ustedes también tienen que saberlo.

Sabemos que el parto es uno de los momentos más especiales para una madre, sobre todo si es primeriza. Sin embargo, es fundamental que esta elija la opción que no implique, de ninguna de las maneras, riesgos para ella misma o el feto. Difunde este relato y ayúdanos a concienciar a todas las futuras mamás.

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