Si has encontrado un pequeño punto rojo en tu piel, no te preocupes. Te explicamos qué son y cómo tratarlos.
Angiomas benignos
Algunos los llaman lunares rojos, pero no lo son. Los angiomas o hemangiomas son pequeños tumores, generalmente benignos, formados por el crecimiento anormal de vasos sanguíneos. De ahí, su característico color rojo.
Las mujeres son más propensas a sufrimos que los hombres, pero ambos sexos son susceptibles de padecerlos. Existen diversos tipos:
– Hemangioma capilar: Muchos bebés nacen con pequeñas manchas o áreas de color rojas que suelen crecer hasta estabilizarse o desaparecer.
El 90% de los angiomas capilares desaparecen antes de los 9 años.
– Hemangioma cavernoso: Es un angioma más profundo y abigarrado, con forma de verruga. A diferencia de los capilares, aparecen con la edad y suelen persistir.
– Hemangioma plano o de oporto: Son manchas de color vino oscuro o granate que no desaparecen.
Causas y tratamiento
Aunque se desconoce la causa exacta que los origina, existen ciertos factores que aumentan la probabilidad de sufrirlos.
– El envejecimiento. A partir de los 30 años es más probable que desarrollemos algunas de estas manchas rojas, principalmente en la zona de la espalda, pecho, abdomen, cuello y cuero cabelludo.
– Componente hereditario. La predisposición genética Muchos bebés nacen con angiomas que son reabsorbidos
– Estilo de vida insano. Recientes estudios creen haber hallado una relación entre los problemas de hígado, desarreglos hormonales y circulatorios.
La mayoría de los angiomas no requieren tratamiento, pero al igual que los lunares y verrugas, deben vigilarse. Si alguno de ellos comienza a extenderse, cambia de forma o sangra acude a tu médico para que lo evalué y realice una biopsia si lo cree necesario.
Existen tratamientos farmacológicos para frenar su crecimiento y el láser está dando grandes resultados.
También puedes tratar de prevenir su aparición siguiendo un estilo de vida saludable. Realiza ejercicio físico, mantén un peso óptimo y cuida tu alimentación.
