[…]Según Vasari, Giotto tomó un lienzo blanco en presencia del recadero, hundió su pincel en pintura roja y, con un solo trazo continuo, dibujó a mano alzada un círculo geométricamente perfecto, diciendo al hombre: «La valía de este trabajo será reconocida». Escribe Vasari: «El papa vio el lienzo, percibió instantáneamente que Giotto era superior a todos los demás pintores de su tiempo».[…]
En la antigüedad, dibujar un círculo perfecto sin ninguna herramienta denotaba la perfección y la maestría del que lo ejecutaba, y la realidad, es que no hubiera sido tan difícil una vez conocido el siguiente truco. Si te hubiera gustado haber dejado a algún rey con la boca abierta, toma nota. Lo próximo: construir una máquina del tiempo.