10 cosas que pueden cambiar tu cerebro, literalmente, a mejor

Publicado 13 julio, 2016 por admin
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Mucha gente cree en esa idea de «las personas son como son y no pueden cambiar». Pero lo cierto es que la ciencia ha demostrado que podemos cambiar nuestro cerebro, y las habilidades que de él dependen, de muchas formas. Aquí tienes 10 sorprendentes maneras.

neuronas

Hacer ejercicio regularmente

Ya sabemos que practicar ejercicio tiene múltiples beneficios para nuestra salud, pero también puede cambiar la forma en que trabaja nuestro cerebro.

Según el estudio realizado por la Universidad de Adelaide, en Australia 30 minutos de actividad vigorosa aumentan la neuroplasticidad de nuestro cerebro. Una cualidad que afecta a la memoria, las habilidades motoras y el aprendizaje.

Por si esto fuera poco, actividades como salir a correr o el aeróbic provocan que nuestro cuerpo libere hormonas que combaten el estrés y aumentan la felicidad. En resumen, hacer ejercicio nos hace más inteligentes y felices. ¿A qué esperas para empezar?

Dormir

La gente cree que nuestro cerebro es algo inmutable, pero lo cierto es que cambia y se reconfigura cada día. Concretamente durante el sueño.

Cuando dormimos nuestro cerebro aprovecha para archivar recuerdos, establecer conexiones creativas, eliminar toxinas y repararse.  Por eso la falta de sueño es tan perjudicial y debemos evitarla fomentando una buena higiene del sueño.

Meditar

Meditar reduce los niveles de estrés y ansiedad, porque esta actividad es capaz de reconfigurar literalmente nuestro cerebro. Según explica la doctora Rebecca Gladding en la revista Psychology Todaypara alcanzar el estado de meditación es necesario que el alumno practique durante un tiempo.

Esto ocurre porque el cerebro no tiene, por sí mismo, la capacidad de alcanzar la paz mental, sino que debe reconfigurar y fortalecer las conexiones neuronales de la corteza prefrontal ventromedial, el llamado ‘centro del yo’.

Gracias a este cambio, las personas que aprenden a meditar consiguen tomarse los problemas de forma menos personal y a abordárlos de manera más lógica.

Beber café

Desde el momento en que nos levantamos de la cama, nuestras neuronas comienzan a trabajar produciendo una sustancia química llamada adenosina. A medida que esta se concentra en mayor cantidad, produce cansancio y somnolencia.

El café posée la capacidad de bloquear los receptores de adenosina y mucho más, lo que aumenta los niveles de energía y alerta, agudiza la memoria y mejora el rendimiento cognitivo, la concentración y los reflejos.

Así pues, el café cambia la química cerebral a nuestro favor, pero debe tomarse con cuidado y preferiblemente por las mañanas, para así no interferir en nuestros patrones de sueño.

Leer

La Universidad de Emory realizó un curioso estudio en el que 21 estudiantes debían leer 30 páginas de Pompeya, de Robert Harris, y acto seguido realizar un juego de habilidad. Así durante 19 días.

Cada día tras las pruebas, los estudiantes se sometieron a un escáner cerebral que mostró que todos presentaban «una conectividad exacerbada en la corteza temporal izquierda, el área del cerebro asociada con la receptividad hacia el lenguaje».

Este fenómeno se denominó ‘apropiación semántica’, y consiste en que nuestro cerebro puede experimentar reacciones físicas a estímulos verbales. Así pues, leer sobre nadar activa las mismas conexiones neuronales que nadar físicamente. Interesante, ¿verdad?

Escuchar música

Algunos necesitan de la música para concentrarse, mientras otros prefieren absoluto silencio. Esta circunstancia no depende tanto de nuestros gustos musicales como del tipo de música utilizada.

Cuando nos concentramos nuestro cerebro reduce la frecuencia de nuestras ondas cerebrales, lo que facilita estudiar nueva información, aprender idiomas y analizar y resolver situaciones complejas. Algo que también aumenta nuestro rendimiento deportivo y la resistencia.

Los estudios sobre la influencia del sonido han demostrado que si la música posee la frecuencia adecuada puede forzar a nuestro cerebro a entrar en modo concentración, mejorándola en un 12-15 % y prolongando nuestras sesiones de trabajo hasta en un 400%.

El contacto con la naturaleza

Siempre se ha dicho que vivir en el campo nos da vida, mientras que la ciudad te la quita. Pues bien, parece que hay algo de cierto en esta afirmación.

Según las investigaciones, pasar tiempo al aire libre y en contacto con la naturaleza aumenta el flujo sanguíneo de la corteza prefrontal subegnual, la parte del cerebro responsable del abatimiento.

A mayor contacto con la naturaleza menor abatimiento, el cual solemos sentir por el estrés, la rutina y los problemas. Un descubrimiento importante, pues el abatimiento es el precursor de la depresión, la enfermedad mental que más afecta a las personas que viven en las áreas urbanas.

La multitarea cambia tu cerebro y no de forma positiva

La gente se siente orgullosa de poder hacer dos cosas a la vez, pero eso no es precisamente bueno. Además de que la calidad de las tareas nunca será tan buena como si la hubieras completado en exclusiva, tu cerebro cambia para mal debido a este reparto de atención.

Según los estudios realizados por la Universidad de Stanfordla multitarea acorta nuestra concentración, atrofia nuestra inteligencia emocional, mata la productividad y aumenta nuestra ineficacia para analizar información y resolver problemas de forma creativa.

Consumir menos azúcar

¿Sabías que el azúcar activa exactamente las mismas regiones cerebrales que la cocaína, la nicotina y otras drogas? Es por ello que la gente que acostumbra a comer dulces desarrolla un consumo adictivo hacia los mismos.

Para colmo, el azúcar no solo contribuye a desarrollar obesidad y diabetes, sino que provoca resistencia a la insulina, una sustancia que fortalece las conexiones sinápticas entre las células del cerebro ayudando a que se comuniquen mejor y, de esta manera, se formen recuerdos más fuertes.

Así que, cuando los niveles de insulina en el cerebro disminuyen, la cognición puede verse afectada, perjudicando a nuestro aprendizaje y memoria. Algo que según los últimos estudios también podría estar relacionado con el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer y la demencia.

Creer que puedes cambiar tu cerebro, lo cambia

El poder de la mente es increíble, y creer que puedes cambiar físicamente tu cerebro, lo cambia. Es lo que se denomina «mentalidad de crecimiento».

Durante un experimento se explicó a un grupo de niños que, cuando se enfrentaban un problema nuevo, su cerebro cambiaba creando nuevas conexiones cerebrales que les hacían más inteligentes, ayudándoles a resolver el problema o aprobar un examen. A otro grupo se le dijo que nuestro cerebro es fijo y que superar un problema solo depende de nuestras capacidades aprendidas. Si no sabes, no sabes.

¿El resultado? Los niños que creían que podían mejorar su cerebro, realmente formaron un cerebro más rico en conexiones y tuvieron mayor éxito en la vida. Así se demostró el poder de la mente sobre nuestra capacidad.

Fuente: Todoist.blog

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