10 cosas que solemos hacer mal con nuestros perros

Publicado 2 noviembre, 2015 por Alberto Díaz - Pinto
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Los perros, esos queridos «briboncetes» que nos han robado el corazón como hasta ahora nadie había hecho. Sin embargo, no todo son alegrías y ratos de diversión, pues también hay que poner un especial esmero en todos sus cuidados y en su educación, para que su conducta y su carácter sean lo mejores posibles.

Por eso, y porque queremos lo mejor para ellos, hoy queríamos dedicar este post a su correcta educación y a cosas erróneas que solemos pensar que son buenas en este proceso. Y es que por mucho que queráis a vuestras mascotas puede que a veces, sin daros cuenta, estéis malcriándoles.

Como ya hemos tratado anteriormente, uno de los errores más comunes es que tendemos a pensar que nuestros perros entienden nuestro lenguaje. Nada más lejos de la realidad, los cánidos reconocen el estado de ánimo a través de nuestro tono de voz, de tal forma que saben cuando les hablamos cariñosamente o enfadados.

Estos 10 consejos te ayudarán a entender mejor a tu perro y a que reciba la mejor de las educaciones:

1. Permitir los ladridos sin «razón»

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No hay nada de malo porque el perro ladre una o varias veces cuando llamen a la puerta, pero si el ladrido continúa puede convertirse en un problema. Los perros que ladran constantemente, piensan que son los dueños y señores, por lo que se sienten encargados de adoptar decisiones. Si esto le pasase, es el momento de corregir este comportamiento.

2. Hay que corregir los malos comportamientos debidamente

Si el animal está está siendo rehabilitado o existe algún problema en su comportamiento, no debería gozar de privilegios tales como:

– Dormir contigo en la cama (sí, te he pillado): Al dejarle, estamos dándole, sin saberlo, un estatus social igual que el nuestro, o incluso mayor. Esto podría ocasionar algunos problemas de agresividad en el futuro, sobre todo en los machos.

– El ‘macho Alfa’ siempre come primero. Haced que vuestro perro tenga que esperar su comida durante al menos un par de minutos.

– Cuando nos disponemos a salir a la calle, o simplemente estamos caminando por la casa, no permitáis que el perro vaya por delante, porque le estaréis convirtiendo en el macho Alfa de nuevo. El perro debe seguirnos a nosotros, no nosotros a ellos.

3. No dejar que el perro socialice con otros animales

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Cuando el perro llegue a tu vida, debes sacarle a pasear y darle la oportunidad de conocer a otros cánidos y a otras personas. Cuanto más socializa, más cómodo te será llevarlo. Esto le enseñará a tu fiel amigo, que no hay ninguna razón para ser tímido, sentirse asustado o ponerse agresivo a la más mínima. También puedes dejar que se relacione con otros animales como gatos, pájaros, tortugas, etc. Así se acostumbrará a gozar de la compañía de todo tipo de compañeros.

4. Confundir la educación con el castigo

El castigo le dice al perro lo que no debe hacer pero, ¿le explica lo que sí debe hacer? Nada de eso. La mejor manera es mostrándole al perro lo que tiene que hacer desde el principio. Esto solo puede lograrse con el reforzamiento positivo. Ignórale cuando se porte mal, a menos que el comportamiento sea peligroso. La atención, incluso la atención negativa -gritarle o decirle que no- sigue siendo atención para un perro, por lo que seguirá haciendo lo mismo. Simplemente basta con darle la espalda o dejarle solo unos minutos. Con esto podrás hacer maravillas con su comportamiento.

5. Repetir la misma orden varias veces

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Es del todo normal que quieras enseñar a tu perro a hacer cosas o a cumplir ciertas órdenes. El perro no suele acatar una orden así porque sí y, ante la frustración que esto causa, el dueño suele repetir una y otra vez la misma orden esperando que el perro le haga caso. Lo mejor es asegurarte de que tu perro ya sabe ejecutar bien la orden. Si es así y de todas formas no responde a la primera, espera un momento silencioso, cambia de sitio si quieres y vuelve a dar la orden. Si la ejecuta, felicítalo, tocalé y dale un premio. Si no, un buen consejo es esperar un momento en el que vuestras miradas se queden mirándoos fijamente, después acércate a él sin bajar la mirada. Casi todos los perros responderán a esto. En cuanto ejecute la orden, dale mucho cariño y felicítalo.

6. Pensar que nuestro perro nos entiende cuando hablamos

Los perros definitivamente no nos entienden, tan solo pueden llegar a conocer algunas palabras, asociándolas a ciertas cosas. El tono de voz sí que es importante, por lo que siempre deberías tratar de hablarle de las mismas formas, en las mismas circunstancias. Así aprenderán a asociar tu tono de voz con las cosas que hace, a fin de aprobarlas o desaprobarlas.

7. Darle a tu perro una vida «fácil»

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Los perros salvajes deben cazar si quieren conseguir algo para comer. Cuando viven con nosotros, siguen teniendo esa necesidad de trabajar para ganarse la comida y premios que les hacen felices. Entrenar al cánido con actividad física y mental es la mejor es fundamental. El ejercicio no requiere nada más allá de los paseos que dais a lo largo del día, o cuando jugáis a tirar y buscar la pelota. El ejercicio mental podría ser practicar un poco de entrenamiento de obediencia y órdenes durante 10 o 15 minutos al día.

8. El afecto desmedido no es del todo bueno

Los perros disfrutan del afecto humano, de eso no hay duda, pero solo lo necesitan para ser equilibrados y felices. De hecho, mucha gente se sorprende cuando se entera de que los cánidos desean más estructuras y disciplinas, que afecto humano. Las caricias y el afecto son necesidades humanas que trasladamos directamente a nuestros perros, pero estos se acercan a nosotros en busca de signos de liderazgo y reglas, no caricias y afecto. Aseguraros de tratar de equilibrar siempre el amor y la disciplina.

9. No pasa nada por decir «No»

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No tengas miedo a decir «no» a tu perro y en establecer unos límites. Eso sí, recuerda que la forma humana de disciplina siempre va a crear el efecto contrario en el perro, asi que ten cuidado y no le confundas. No se trata de que ahora tengas que decirle a todo que «no», es solo para que tu perro entienda esos límites.

10. Permitir que sea el mandamás de los paseos

Que el perro tire de la correa no solo resulta molesto, sino una señal de que piensa que él ostenta el mando. Permitir al perro mandar en un paseo significa que le estamos dando vía ancha para gruñir y morder a quien se le antoje. Sin embargo, tenéis que tener en cuenta que tirar de la correa no es bueno, ya que podríais provocarle daños en el cuello y problemas de visión.

Fuente: frenchiemania

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