Casi todos guardamos en casa cosas bastante viejas que no tienen ninguna utilidad real. Muchas de ellas las conservamos por que tienen cierto valor sentimental. Otras tantas solo por si, en un futuro, pudiéramos necesitarlas.
Por desgracia, para los que nos gusta acumular pertenencias, nuestros hogares tienen unos límites físicos muy marcados. Esto quiere decir que si queremos meter cosas nuevas en nuestra casa, debemos deshacernos de algunas cosas antiguas, es una simple ley física.
Ya sea por pereza o por cualquier otro motivo, no son pocas las cajas que guardamos en nuestro trastero con objetos realmente inservibles. Hoy os traemos una lista con 10 cosas de las que debes deshacerte cuanto antes.
Libros y revistas viejas
Cuando decimos libros no nos referimos a esas fantásticas novelas, ensayos u obras que te han acompañado durante años, sino a los libros de texto de cuando ibas al colegio. Realmente ni tú ni tus hijos los vais a necesitar, y más allá de un simple recuerdo, poco más pueden aportarte. Con las revistas viejas pasa más o menos lo mismo. Puede que guardes alguna porque sea de alguna fecha especial o sucediese algo especialmente importante, pero las otras 700 revistas solo sirven para encender la chimenea.
Cintas VHS
Muchos guardamos una cantidad increíble de cintas VHS con capítulos de series o programas viejos que, probablemente, nunca más veremos. En la era digital en la que vivimos, todas estas cintas pueden convertirse en archivos que almacenar en tu ordenador. Además, ya ni se fabrican reproductores de vídeo, por lo que si no tenemos dónde reproducir estas cintas ¿para qué las queremos?
Zapatos viejos y destrozados
Yo soy el primero que tiene en casa esos zapatos viejos totalmente destrozados que eran tan cómodos que no quiero deshacerme de ellos. No nos engañemos, ese calzado está tan hecho polvo que no lo vamos a usar nunca más, mejor tirarlos y dejar hueco para otras cosas más útiles.
Medicamentos caducados
El cajón de las medicinas es donde más espacio tenemos ocupado inútilmente en toda la casa. Compramos medicamentos para alguna dolencia especifica y los guardamos por si nos vuelve a afectar en el futuro. El problema es que ese futuro puede ser muy lejano y, para entonces, las medicinas llevaran varios años caducadas. Lo mejor es revisar los medicamentos con asiduidad e ir deshaciéndose de los que estén pasados de fecha.
Baratijas rotas o pendientes sin su par
Joyería oxidada, rota, que no tiene arreglo o pendientes sueltos que perdieron a su gemelo hace años. Guardar toda esa basura solo sirve para tener más cosas innecesarias en casa. A no ser que la joya en cuestión sea extremadamente cara o tenga un valor sentimental, su sitio es el cubo de la basura.
Utensilios de cocina viejos
Cuando nos emancipamos, lo más normal es que nuestros padres nos regalen unos cuantos cazos, cacerolas y cucharones para que no nos falte de nada. Pero una vez que los años pasan, deberíamos deshacernos de todos aquellos instrumentos que tengamos repetidos o no vayamos a utilizar más.
Bolígrafos que no pintan
En toda casa que se precie existe un bote con decenas de bolígrafos. El número de bolis que existe en ese recipiente es inversamente proporcional al número de bolis que funcionan correctamente. Cada vez que descubramos un bolígrafo que no pinta, a la basura. ¿Para qué queremos guardar un objeto que no realiza correctamente su único cometido?
Calcetines rotos
Un calcetín con agujeros solo tiene dos soluciones posibles: se cose o se tira a la basura. Cualquiera de las dos opciones es mejor realizarla lo más rápidamente posible. En el caso de los calcetines cuya pareja ha desaparecido, cada uno puede decidir sin juntarlo con otro en su misma situación o deshacerse de él.
Manuales de instrucciones antiguos
Pilas y pilas de manuales de aparatos electrónicos que, probablemente, ya ni tenemos en casa. Todos estos libretos hay que leérselos para saber cómo funcionan los electrodomésticos, pero cuando dejan de ser útiles lo mejor es tirarlos al contenedor del reciclado lo antes posible.
Retazos de papel de regalo
Siempre guardamos pequeños trocitos que nos van quedando de los rollos de papel de regalo. Estamos autoconvencidos de que en algún momento pueden sernos útiles. La verdad es que solo acumulamos trozos de papel que no vamos a utilizar en mucho tiempo y que acaban arrugados. Un rollo de papel de regalo es barato y podemos comprarlo cuando lo necesitemos.
Fuente: Diply, artículo por La Voz del Muro
