El congelador se ha convertido en una herramienta imprescindible tanto para amantes de la comida casera como del precocinado. Permite optimizar el consumo de nuestros alimentos de una manera tan arraigada que ya no nos percatamos de lo útil que es porque hemos normalizado su uso.
Pero por muy fans que seamos de este electrodoméstico, hay una serie de alimentos que nunca deberías meter en el congelador.
Alimentos grasos
La grasa del jamón o la de un chuletón tarda más en congelarse que la parte magra, lo que produce que cuando la descongelemos de nuevo, sepa rancia y arruine todo el sabor. Lo mejor en este caso, y si no contamos con un congelador de 4 estrellas al máximo de potencia, es retirarla previamente al congelado.
La mayoría de las frutas
Las frutas son agua en su mayoría, y la congelación produce cristales que acaban con su textura. Pocas frutas mantienen esta después de congelarlas, como lo son por ejemplo los frutos rojos y el plátano.
Patatas cocidas
Si alguna vez has congelado un estofado sabes de qué estamos hablando. La congelación deshace la fécula de la patata y hace que se convierta en una pasta. Si no te importa, sigue haciéndolo, si no, saca la patata del plato antes de congelarlo.
Quesos blandos
Los quesos duros son perfectamente congelables, tales como el cheddar o el manchego, aunque serán más quebradizos cuando se descongelen. Os aconsejamos cortarlo en cuñas o tacos previamente a la congelación. Respecto a los quesos blandos, como por ejemplo el de cabra, recomendamos evitar su congelación, porque arruinan por completo su textura.
Rebozados fritos
La harina es perfecta para absorber la humedad, y lo hará en tu congelador mientras que el proceso de congelado se produce. Por lo que si no quieres comer una pasta en lugar de un crujiente rebozado, evita su congelado.
Algunos mariscos
Se recomienda que algunos mariscos sean cocidos previamente a su congelación, siempre y cuando no hayan sido congelados con anterioridad.
Las gambas, langostinos y similares, pueden congelarse en crudo, pero en casos como los centollos, nécoras y demás cangrejos, es preferible el cocido previo.
Verduras que quieres comer crudas
Si no quieres comer «chicle» no congeles aquellas verduras de hoja que pensabas comerte crudas, como lechugas, rúculas, canónigos y espinacas. Si las vas a hervir, como en el caso de las espinacas, no hay problema.
Tartas caseras
¿Si venden tartas congeladas por qué no puedo congelar mi postre casero? Porque están ultracongeladas y eso no podemos hacerlo con los congeladores de casa. Hojaldres, galletas, natas, etc. perderán su textura si los congelamos.
Mayonesas y natas
Las salsas emulsionadas o con base de nata, perderán su textura tras la congelación y pueden llegar a cortarse.
Pescados que lleven varios días en la nevera
El pescado es todavía más sensible que la carne al paso del tiempo. Si no quieres jugártela con una intoxicación, cocina el pescado que ya lleve un par de días en la nevera y después congélalo. Recuerda, sólo congela pescado fresco.
Pasta cocinada
Si te planteas congelar pasta, procura dejarla al dente. Si tiene mucha agua, la congelación convertirá la pasta en una pasta, literalmente hablando.
Vino
No es lo mismo refrigerar el vino durante unos minutos para que baje unos grados de temperatura que congelarlo directamente. Algunos de sus componentes cambian su estructura química durante el congelado, y al descongelarlo tendrá posos y un sabor distinto.
Fuentes: Directoalpaladar, Tiphero, Ideal