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12 esculturas que desafían a la gravedad magistralmente

El concepto arte hace tiempo que dejó de identificarse tan solo con los hermosos o lo bello. Actualmente, y gracias a movimientos como las vanguardias, el mundo artístico ha experimentado una serie de cambios que lo convierten en inagotable y casi diría que indefinible.

El pop art nos enseñó que incluso las cosas más cotidianas podrían tener belleza artística, el dadaísmo nos mostró lo atractivo que podía ser el caos y el surrealismo nos transporta a mundos de nuestro subconsciente, con la ayuda de sus obras más representativas.

Si algo caracteriza al arte actual es su obsesión por la lucha contra todas las leyes establecidas. Y cuando decimos todas, incluimos hasta las físicas.

¿Cómo es esto posible? En su afán por transmitir nuevas sensaciones, diversos artistas han creado una serie de estatuas que desafían, de forma directa y exitosa, a la ley más antigua que conocemos: la ley de la gravedad.

Ninguno estamos exentos de cumplirla, por lo menos no mientras nos mantengamos en la superficie del planeta Tierra. Pero estás estatuas parece que se saltan a la torera los postulados que escribió Isaac Newton allá por el siglo XVII, cuando escribió la ley de la gravitación universal.

Todas tienen su truco, unas más evidente y otras menos. Lo que si es indudable, es la extraña sensación que nos provoca contemplar estas esculturas luchando por mantenerse en vilo.

O la cuerda es extremadamente rígida o algo raro pasa aquí.

Equilibrio perfecto

¿Pero da la vuelta o no la da?

Una parada perpetua

Descansando

Cuanta confianza hay que tener en tu obra para colocarte debajo de esa forma

Lo mires por donde lo mires, está volando

Escalera hacía el cielo

Aquí hay algo raro…

Cabalgando sobre las olas a manos de un delfín… solo que sin olas

Yo no me pondría ahí debajo

Donde nosotros vemos tubos, un artista ve una oportunidad

Os aseguramos que todas las estatuas están construidas teniendo en cuenta las máximas cotas de seguridad, pero eso no quita que no nos acabemos de fiar.

Fuente: Fishki, Artículo por La voz del muro

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