El cerebro humano es un órgano muy curioso y sorprendente. No solamente es quién guía todos nuestros actos y quien ordena a los demás órganos cómo funcionar, sino que es capaz de crear arte, encontrar la felicidad o dejarnos caer en la tristeza.
Sin embargo, ese maravillo órgano a veces nos juega malas pasadas y se engaña a sí mismo. Tal es el caso de la pareidolia, un fenómeno muy interesante en el que nuestro cerebro reconoce figuras animadas en objetos inanimados, como ver caras en distintos objetos; seguramente lo has experimentado alguna vez y, si no estás seguro de a qué me refiero entonces observa estás imágenes que te convencerán:
«La chaqueta de mi hijo luce intimidante»
«La cobija de mi hijo estaba feliz de ser lavada»
Puedo ver claramente la silueta de un hombre aquí, pero no es más que una esponja de baño.
«Mi píldora para el dolor de cabeza se disolvió en jugo de naranja formando esta cara tenebrosa, creo que es una mala señal»
La nieve es este árbol creo algo que me recuerda mucho a un hombre sabio.
La cola del avión F-4 Phanton definitivamente me recuerda a una cara feliz.
Este helado de chocolate está feliz porque al fin será devorado.
«Mi nuevo cuchillo irradia alegría y gozo»
Esta bebida está muy sorprendida por lo que está pasando.
La mantequilla está feliz de estar aquí con nosotros.
Este árbol está decepcionado de la vida y luce un poco confundido.
«Hoy un mango me guiñó el ojo en el supermercado, así que me lo traje a casa»
«Mi queso tiene una cara, tengo miedo de comérmelo»
Parece que esta pequeña papa está muy feliz de tener una cena deliciosa hoy.
Hay veces en las que puedes encontrar caras hasta en las puertas de un automóvil.
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