15 maneras en las que los supermercados controlan nuestra mente sin darnos cuenta

Publicado 6 marzo, 2015 por Alberto Díaz - Pinto
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A todos nos encanta ahorrar algo de dinero cuando vamos al supermercado, ¿verdad?. Los compradores inteligentes son aquellos que recortan cupones, buscan descuentos y están al día de las últimas ofertas para, cuando consideren que es el momento más oportuno, realizar sus compras. Compran de acuerdo a una estrategia y siguiendo un plan. Pero puede ser que no hayáis caído en que los supermercados también tienen sus propios planes y artimañas.

Desde el aroma del pollo asado a la emoción que provocan ciertas ofertas, aquí os dejamos 15 maneras en las que estamos siendo engañados para gastar más dinero cada vez que acudimos al supermercado:

La colocación de los artículos en los estantes

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Los productos que más interesa vender a los supermercados están colocados a la altura de los ojos del cliente. Las marcas más caras ocupan la parte superior de las estanterías, mientras que las más económicas están en la parte inferior. Además, Los productos destinados al público infantil, como los cereales, están colocados a la altura de los ojos de los más pequeños para que estos puedan pedirlos.

Pares de productos caros

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Con esto nos referimos a que cuando vamos a comprar, por ejemplo, una bolsa de nachos de una marca cara, no tenemos la necesidad de buscar la salsa que queremos porque siempre la encontraremos cerca de los nachos. Sin embargo, tenemos que cambiarnos de pasillo cuando queremos buscar una marca blanca, que estará con el resto de salsas.

Estos artículos «premium» se colocan estratégicamente juntos, sugiriendo al cliente que compren el par que, por norma general, suele salir mucho más caro.

Una estructura manipulada

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La mayoría de las tiendas de comestibles están diseñadas para que encontremos los productos sanos casi al principio del recorrido. No obstante, los aperitivos, chocolates y snacks suelen encontrarse en las estanterías del final. Esto sirve para que los clientes que han cogido cosas sanas se sientan justificados a la hora de coger los aperitivos.

Además, los supermercados distribuyen estratégicamente los productos esenciales para que los compradores tengan que pasar por todos los pasillos. Así se aseguran de que, durante el recorrido, caiga algo más.

Pasillos estrechos

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Incluso cuando un pasillo no está lleno de clientes, a veces resulta prácticamente imposible maniobrar nuestro carro para dar la vuelta. Esto obliga al cliente a continuar su travesía a lo largo del pasillo y dar la vuelta en el extremo opuesto.

Compras a granel

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Las tiendas quieren que pensemos que estamos ahorrando dinero mediante la compra de más cantidad de un producto, como el famoso tamaño familiar, aunque si buscamos estos productos es porque realmente vamos a consumirlos. Por ejemplo, si compramos los pimientos verdes individuales, suelen salirnos más baratos que los envases múltiples, ya que compramos los que creemos que vamos a necesitar, y no los que se nos impone.

Seguimiento a través de las tarjetas de compra del supermercado

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Muchos supermercados incluyen una tarjeta de compra con la que podremos beneficiarnos de sus descuentos exclusivos. Lo que muchos no saben es que cuando pasamos esta tarjeta por caja, le estamos dando información al supermercado de todo aquello que compramos. Información que utilizan para ver la efectividad de sus promociones y su estrategia.

Muestras gratuitas

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A todos nos gustan las cosas gratis, pero hay que tener en cuenta que suelen exponerse a las horas en las que los clientes puedan sentir hambre. Además de ralentizar nuestra compra, pueden provocar que al final acabemos comprando un producto que no llevábamos apuntado en nuestra lista.

Ventas falsas

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En algunas ocasiones se publicitan artículos que en realidad no están a la venta. También se ponen precios en grandes carteles para que pienses que estás llevándote una buena oferta, cuando en realidad, si prestas atención, muchas veces el precio no es distinto del habitual.

Frutas y verduras ya cortadas

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Claro que es mucho más fácil comprar una bolsa de ensalada ya cortada y mezclada pero se ha demostrado que estos productos suelen salir mucho más caros que los artículos enteros.

Productos de las cajas

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Los supermercados ponen los productos de compra por impulso como caramelos, chicles, etc., al lado de las cajas, de tal forma que mientras estamos esperando la cola durante un buen rato, nos de tiempo a echarle un buen vistazo a los productos. Muchas veces, nuestra parte racional se retira y cedemos a la tentación.

Carros de la compra más grandes

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Podríamos elegir cestas, pero muchas veces no tienen ruedas, por lo que, aunque vayamos a comprar cuatro cosas, al final acabamos empujando el carro por todo el supermercado. Por si no lo habéis notado, los carritos son cada vez más grandes y nosotros tendemos a llenarlos.

«Hemos duplicado su tamaño como prueba, y los clientes compraron un 19% más», explicó Martin Lindstrom , consultor de marketing y autor de Brandwashed: trucos que las empresas utilizan para manipular nuestras mentes y persuadirnos para que compremos.

Llovizna en los productos frescos

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Los productos frescos deberían ser solo eso, frescos. En muchos supermercados es habitual encontrarse con que muchos estantes pulverizan con agua las verduras, para dar la impresión de que estamos recibiendo el producto más fresco del mundo.

El olor de una venta

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La mayor parte de los supermercados sitúan las secciones como la panadería, comidas elaboradas o floristería a la entrada del establecimiento para que el consumidor encuentre estos productos cuando su carrito está todavía vacío y su estado de ánimo está en buena forma.

Música de ambiente

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La música lenta en los supermercados incita al consumidor a tomarse su tiempo y a gastar más dinero en sus compras. La música alta y estridente fuerza al cliente a moverse rápidamente por la superficie del supermercado sin que las ventas se vean afectadas por ello, mientras que la música clásica es especialmente adecuada para estimular las ventas de artículos caros.

Ofertas engañosas

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Los supermercados están plagados de ofertas engañosas. A veces, tan engañosas, que incluso son falsas o inexistentes. Los vendedores camuflan los precios bajo ofertas del tipo «segunda unidad a mitad de precio», aunque también son muy memorables el 3×2 y el 2×1, que nos incitan a comprar productos de manera impulsiva que no necesitamos.

Fuente: twentytwowords

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