Si alguna vez vas caminando por ahí y de repente observas que un objeto tiene una curiosa cara y te está mirando ¡No estás loco!
Ver caras en objetos que por sí mismos no tendrían es algo más común de lo que crees. Se trata de un fenómeno psicológico llamado pareidolia, y es bastante interesante pues un estímulo vago y aleatorio puede ser percibido erróneamente como una forma conocida y significativa para nosotros.
Es a través de este fenómeno que los humanos encontramos formas y atribuimos significados a objetos cotidianos, como una una caja, un suéter, un chocolate o una flor. La forma más común de pareidolia es la de visualización de rostros.
Carl Sagan explicó en su obra El mundo y sus demonios, que los humanos somos seres sociables y necesitamos estar en compañía de otros. Es por eso que tendemos a reconocer rostros donde no los hay, gracias a patrones simples que parecen ojos y boca; ya que siempre es agradable ver una «cara» amistosa.
El día de hoy te traemos algunos ejemplos de lo que es la pareidolia; pero te advertimos que no todos los rostros son agradables, algunos son más bien terroríficos.
«Acércate, pon tus pies, amigo»
Cuidado si quieres dormir con esa cobija
Alguien tiene hambre
Un pimiento bastante asustado
Las flores secas de la planta boca de dragón son un poco aterradoras
¿Tienes antojo de leche con chocolate?
La cafetera te observa siempre
Parece que este kayak te abandonará en medio del agua
No hay pepinillo que sufra más que él
La pasta está enojada
Estas cajas traman algo malévolo
Este asador se cree una calabaza de Halloween
Una calavera en las bebidas significa «Peligro»
Una advertencia muy directa
¿Qué tal una parrillada invernal?
Solo es un árbol confundido