Hoy en día vivimos en un mundo digital en el que cualquier imagen es susceptible de ser modificada. Y como ya os mostramos en 29 imágenes que parecen retocadas con Photoshop pero que NO lo están
Cuando entramos en foros, revisamos nuestras redes sociales o curioseamos por las páginas de noticias es normal encontrarnos imágenes sorprendentes que nos hacen preguntarnos de forma constante si serán de verdad o por el contrario algún habilidoso editor habrá tenido mano en ellas.
Lo cierto es que no siempre somos especialmente adeptos en averiguar si una foto es verdadera o no, y hay muchas razones para esto. Si bien es cierto que existen ediciones que realizamos a las fotos muy a menudo y pueden delatarlas, estas ediciones no son aleatorias.
Las modificaciones que realizamos a estas fotografías no son una invención pura del ser humano, y a menudo los humanos tratamos de imitar los patrones que asociamos a la belleza. Muchos de estos patrones son, irónicamente, naturales.
¿Pero a qué se debe esto?
El concepto de la belleza está heredado de nuestro entorno natural.
Para los humanos, existen múltiples conceptos que asociamos con la belleza, como por ejemplo los patrones simétricos. En los albores de la humanidad, la belleza no solo tenía un valor artístico sino que también podía ayudarnos a encontrar las herramientas y el sustento para sobrevivir.
La simetría sugiere que una planta está en buen estado, que el animal o la persona con la que los encontramos están sanos o que no existe una alteración en el terreno o la vegetación, por ejemplo. Encontramos la belleza atrayente porque también contiene información que nosotros podemos emplear.
Este concepto antiguo de la belleza se traslada a día de hoy a la forma en la que editamos nuestro arte para tratar de hacerlo más bello, pero como ya hemos explicado se trata de un concepto heredado.
Por ello es fácil que encontremos fotos que parecen retocadas, pero que simplemente reflejan esos mismos conceptos que nosotros intentamos imitar. Hoy en La voz del Muro vamos a mostrarte varios ejemplos de cómo una foto puede parecer fruto de la edición, y sin embargo ser perfectamente natural.
Estos frutos de la casualidad son lo que construye nuestra concepción de la belleza y nos empuja a replicarla editando nuestras imágenes.