Los niños, independientemente de su situación social, económica, localización geográfica, tienen algo en común.
Su imaginación no tiene límites al igual que su necesidad de jugar con todo en casi cualquier momento y con casi cualquier cosa.
Si no tienen recursos les da igual, una hoja de un árbol, un trozo de cartón o incluso un palo puede servir para pasarse horas y horas de puro inocente juego.
Israel
EE.UU
Indonesia
Existe países que llevan décadas en continuo conflicto y los niños son las principales víctimas de todo y los que se llevan la peor parte.
A menudo no están escolarizados y no tienen posibilidad alguna de recibir algún tipo de educación. En otros casos son usados incluso por las guerrillas y entrenados como verdaderos soldados en una guerra que ellos no han empezado y que, seguro, no verán terminar.
Uganda
Rumania
Rusia
En Rusia, por ejemplo, los orfanatos están atestados de niños sin hogar y sin nadie que quiera hacerse cargo de ellos hasta tal punto que es muy habitual encontrarse en las paradas de metro con carteles de dichos orfanatos anunciando a los infantes en busca de que alguien quiera acogerlos.
En otros casos, si tienen la suerte de poder encontrar a personas que quieran adoptarlos estos se pierden en una burocracia infinita en la que, a menudo, tienen que pagar sendos sobornos para que dicho acogimiento se termine de tramitar.
Italia
Suráfrica
Perú
Etiopía
Vietnam
Estonia
Tailandia
En otros países, no tan pobres o llenos de conflictos, los niños están en pleno contacto con la naturaleza pudiendo jugar al aire libre y con los animales sin apenas peligros que temer.
Esta manera tan sana y lúdica de entretenimiento aporta grandes beneficios tanto físicos como mentales a los pequeños.
Myanmar
India
Los niños, una vez más, nos demuestra que se puede ser feliz y estar contento con lo poco que se tiene indiferentente de la situación que se tenga.
Siempre hay que aprender de ellos y nunca dejar que la vida te complique tanto como para perder la imaginación y las ganas de sonreir.
No hay que dejar de ser niño jamás.