La belleza más conmovedora suele ser también la más simple y pura; aquella que lejos de disfrazarse bajo formas imposibles, se reviste de la sencillez más absoluta.
Quizás no acostumbres a apreciarla, pero se esconde en las líneas rectas, los círculos y el vacío. En la ausencia de las cosas y la presencia de los detalles. La casualidad de estar en el lugar y el momento adecuado y la espontaneidad que solo da la experiencia. No te pierdas esta extraordinaria selección de fotografías minimalistas.