Ser adulto no es sinónimo de tener todo resuelto, no es un umbral que se cruza y del que ya no hay vuelta atrás. Se trata de un viaje de fuerza y de auto-emponderamiento. Ser adulto significa ser quien somos, experimentando y apreciando los aspectos de la vida que aprendimos que merecían la pena. Es un cóctel de muchos elementos como la cortesía, el respeto, la bondad, el agradecimiento y el conocimiento.
Veremos que con el paso del tiempo y a medida que crecemos, nuestros valores, ideales, objetivos y las formas de entender el entorno que nos rodea irán cambiando considerablemente, hacia un estado mucho más apacible, de sentido común y entendimiento. Estos son los principales cambios que todos iremos experimentando a medida que nos hacemos adultos:
1. No nos sentimos en la necesidad de saber chismes o cotilleos.
2. Los celos son inútiles y empiezan a desvanecerse como fuerza de control de nuestra mente.
3. Manejamos los conflictos directamente, con madurez y respeto.
5. Dejamos de perseguir a las personas que no nos quieren, para dedicar nuestros esfuerzos a los que los merecen.
6. Cuesta mucho menos trabajo decir «no», incluso cuando somos presionados.
7. Tenemos mucho más autocontrol.
8. No se tiene tiempo ni esfuerzo para juegos. Somos más honestos y directos con nuestras intenciones.
10. Tenemos ganas de hablar lo que realmente importa.
12. Con el tiempo vamos ganando más paciencia.
13. La productividad nos proporcionará más satisfacción de lo que alguna vez lo hizo.
15. Comenzamos a eliminar a las personas que se han convertido en parásitos de nuestro éxito y felicidad.
18. Hacemos muchos esfuerzos para organizarnos de la forma más eficaz.
19. Dejamos a un lado los rencores y nos damos cuenta de lo insignificantes que son.
20. Ejercemos la cortesía y el respeto, y evalúas estas cualidades en los demás.
21. Nos movemos por nuestras convicciones.
22. Se tienen mucho más en cuenta los posibles efectos de nuestras decisiones.
23. Estamos orgullosos de haber madurado, por lo que seguimos buscando formas de seguir creciendo como personas.
25. Al igual que con el futuro.
26. Nos hemos dado cuenta de quiénes son nuestras verdaderas amistades.
27. La idea de «salir» cambia considerablemente, ya que también lo hacen nuestras prioridades.
28. El concepto de «tener que permanecer en…», no alberga tanta negatividad como solía.
29. Deseamos lo mejor para los demás. No nos sentimos como si estuviéramos en una extraña lucha de competencias con el resto del mundo.
31. Somos más valientes.
32. Somos más fuertes.
33. Sabemos cuáles son nuestras fortalezas y nuestras debilidades.
34. Estamos seguro de quiénes somos. Sabemos lo que nos importa y por lo que merece la pena luchar. Seguimos siendo nosotros mismos, pero en una versión que hemos ido modelando desde hace mucho tiempo. Nos hemos en «adultos», y no hay nada mejor que eso.
Fuente: aplus
Este artículo fue modificado el 8 enero, 2019 7:46 pm