5 miedos infantiles que algunas personas aún sienten durante la etapa adulta

Publicado 12 diciembre, 2015 por admin
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Nuestra capacidad de superar los problemas y miedos infantiles determinan en gran medida el tipo de persona que seremos en el futuro. Atrás quedaron los monstruos, el miedo a la oscuridad, y tantas otras inseguridades que nos atormentaban de niño.

Sin embargo y a pesar de haber madurado y superado las trampas irracionales de nuestra psique, ciertos sucesos dolorosos de la infancia pueden persistir de forma irracional durante gran parte de nuestra vida adulta.

Aprende a identificar cinco miedos o heridas emocionales propias de la infancia, y descubre las claves para superarlos como adulto.

1. El miedo a la soledad

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La soledad es el peor enemigo de quien de niño sufrió la pérdida o el abandono por parte de un progenitor o cuidador con quien estaba profundamente unido.

Esta carencia marca su vida adulta, de tal forma qué serán ellos mismos quienes, para autoprotegerse, abandonarán a sus parejas o proyectos de forma prematura.

Estas personas suelen usar argumentos como » te dejo antes de que me abandones», «no le veo futuro, por lo que es mejor que me centre en otra cosa», «si te vas no vuelvas»…

Son muy volubles e impacientes y suelen buscar excusas para precipitar su huida. Curiosamente el miedo al abandono les empuja hacia un estado de soledad que temen incluso más.

Atrapados en esta espiral, las personas con miedo al abandono deben comenzar a curar sus heridas aprendiendo a vivir consigo mismo. A soportarse, a no temer estar solos y ganar seguridad. Después de ello, mantener relaciones seguras no será tan complicado, pues podrán disfrutar de una relación basada en la ilusión y no en el miedo.

2. Miedo al rechazo

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El miedo al rechazo es una herida profunda que toca lo más intimo de nuestro ser. Son múltiples factores los que pueden hacer que una persona adulta experimente miedo al rechazo, y casi todas comenzaron en la infancia o adolescencia.

La creencia de que fueron niños no deseados o el rechazo de sus familias, compañeros o iguales por razones físicas, creencias u orientación, generaron un grave problema de seguridad en sí mismos, que les induce a pensar que serán rechazadas por sus iguales si se muestran realmente como son.

La persona que ha sufrido el rechazo de niño, siente que no es merecedora de cariño, comprensión o amabilidad ajena y suelen ser huidizas. Evitan tomar la decisión, se dejan llevar por la mayoría para no desentonar, y ceden ante cosas que les desagradan solo para no perder su lugar en un grupo.

Si es tu caso, debes saber que hacerte respetar no tiene por qué perjudicar tus relaciones, sino que probablemente te hará sentirte más satisfecho contigo mismo y encajar con personas que realmente tiene una visión de la vida acorde con la tuya. Ganar seguridad, no solo reducirá tu miedo al rechazo, sino que te permitirá construir amistades y relaciones fuertes y duraderas.

3. Miedo a ser humillado

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Los mensajes sobre lo malo, torpe, tonto o pesado que es un niño, así como las descalificaciones por parte de sus iguales durante la infancia pueden crear una profunda herida en su autoestima. Esta carencia, les hará evitar de adultos cualquier tipo de humillación, tapar sus defectos y negar sus errores.

Tanto con amigos como en pareja, desarrollan un alto grado de dependencia, viven en grupos cerrados, y suelen ser egoístas. Incluso pueden aprender a ser unos auténtico tiranos humillando a los demás para así defenderse de las criticas antes de que se produzcan.

Las personas con este miedo deben trabajar sus apegos, necesidades y capacidad para aceptar críticas, solo así lograran ser más independientes y sociales.

4. Miedo a ser traicionados o problemas para confiar en los demás

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Las personas que depositaron su confianza ciega en sus familiares, amigos o iguales y que más tarde sufrieron por ello, sienten que nadie es sincero.

Nadie merece su confianza, y en cambio envidian las relaciones sanas que tienen los demás. Para ellos, las promesas, los mensajes de amor, y demás demostraciones de afecto, carecen de veracidad. Por ello, eligen establecer relaciones basadas en el control y no en la confianza mutua.

Buscan, realizan pesquisas, e invaden la intimidad ajena con la esperanza de encontrar la prueba de la traición, haciéndose la víctima de cualquier conflicto.

Si eres una persona controladora, debes saber que precisamente tu comportamiento será el que haga que la gente se aleje de ti. Para evitarlo, estas personas deberán trabajar el respeto por los demás, la paciencia y a aceptar el libre albedrío.

5. Miedo a no dar la talla

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Los niños que crecieron en ambientes fríos, severos y muy autoritarios, pueden desarrollar un sentimiento de inferioridad que les empuja a ser muy rígidos y perfeccionistas. Sin embargo se sienten siempre con el agua al cuello, inmersos en una carrera que no acaba nunca.

Esta cualidad les lleva a ser personas ordenadas y metódicas, a obtener poder y éxito laboral, pero también les hace soportar una pesada carga sobre sus hombros ya que continuamente sienten que están por debajo de sus posibilidades.

Para colmo, han hecho siempre lo que se esperaba de ellos, y se sienten atrapados en una vida que no les satisface. Incapaces de abandonar y perseguir sus sueños, se refugian en el trabajo, pero cuando algo sale mal y el plan establecido hace aguas… se bloquean y deprimen.

Convertirse en una persona más flexible, y satisfacer tus anhelos te hará recuperar el control sobre tu vida y sentirte, por fin, satisfecho.

Fuente: Lamenteesmaravillosa

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