9 parásitos que podrían estar viviendo en tu cuerpo en este momento

Publicado 31 enero, 2018 por admin
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Según la Real Academia de la Lengua Española, un parásito es cualquier organismo animal o vegetal que vive a costa de otro de diferente especie, alimentándose de él y debilitándolo sin llegar a matarlo necesariamente. En base a esto, no es raro que cuando pensemos en ellos un escalofrío nos recorra el cuerpo.

Además, siempre se oyen historias terroríficas sobre lo que un parásito puede llegar a hacerle a tu cuerpo, y lo peor de todo es que -normalmente- ni siquiera somos capaces de verlos.

Podríamos intentar paliar un poco ese terror, pero lo cierto es que hoy vamos a hablarte de los 9 parásitos más comunes que podrían estar viviendo en tu cuerpo sin que lo sepas.

Anquilostoma

Estos gusanos penetran en el cuerpo a través de la piel, luego se desplazan a los pulmones, la laringe y más tarde al intestino, produciendo una gran variedad de enfermedades allá por donde pasan. Desde dermatitis a neumonía, pasando por anemia y hemorragias crónicas.

Sus huevos son expulsados a través de las heces y eclosionan felizmente en climas trópicales dando lugar al nacimiento de larvas que esperarán pacientes a introducirse por la piel de su próximo huésped. Son habituales en zonas húmedas y desfavorecidas donde es común que las personas caminen descalzas y donde los sistemas de alcantarillado no están desarrollados.

Arador de la sarna

Se trata de un ácaro de ocho patas que siente predilección por los mamíferos. Como su nombre apunta, produce sarna, una enfermedad de la piel extremadamente contagiosa (incluso entre especies) que provoca picores, sarpullidos y ulceraciones con costras debido a que el cuerpo produce una respuesta alérgica.

Una de las características más claras de estar contagiado es la aparición de líneas grisáceas y sinuosas en la piel, fruto del surco excavado en la epidermis por la hembra cuando se dispone a colocar los huevos.

El arador de la sarna es un parásito obligado, lo que significa que necesita al huésped para sobrevivir; fuera de él, muere en pocos días.

Nemátodos

Este nombre genérico agrupa a más de 25.000 especies de formas de vida, parte de las cuáles son parasitarias. Se trata de gusanos redondos con una amplia variedad de hábitats y huéspedes.

En el caso de los humanos, pueden provocar una gran número de enfermedades, entre las que se encuentran la anisaquiosis (provocada por el temido anisakis), la triquinosis (trichinella) o la dracunculiasis (dracunculus medianensis, también conocido como la lombriz de Guinea).

Es habitual que lleguen a nuestro organismo a través de la ingestión de agua o de alimentos contaminados. Las consecuencias de convertirnos en sus huéspedes son peligrosas y generalmente dolorosas, pudiendo provocar la cronificación de algunas enfermedades. Una cosa es segura, no los quieres en tu vida.

Bilharzia

Se trata de gusanos platelmintos responsables de una de las infecciones más importantes en los humanos: la esquistosomiasis. Después de la malaria, es la enfermedad más prevaler en humanos en África.

Aunque no tiene por qué ser mortal, esta enfermedad presenta un variado cuadro clínico que va desde altas fiebres conocidas como la fiebre de Katayama hasta la mielitis o la paraplejia. Diarreas y vómitos hemorrágicos, cistitis e hipertensión pulmonar son algunas de las consecuencias que puede tener ser el huésped de este parásito.

Tenia

La tenia es uno de los parásitos más conocidos. Llega a nuestro organismo a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados con sus larvas.

Cuando se trata de una forma adulta, la enfermedad provocada es la teniasis. Debido al gran tamaño que puede alcanzar el gusano -de 2 a 10 metros- provoca cambios en el funcionamiento del intestino, inflamación, irritación e incluso trastornos nerviosos. La tenia sustrae los nutrientes que ingerimos lo cual puede llevar a presentar un severo cuadro de desnutrición. Además, los desechos que produce su metabolismo son vertidos a nuestro intestino pudiendo provocar reacciones alérgicas y alteraciones tóxicas.

Como dato curioso, la tenia puede vivir años en nuestro organismo sin que lo sepamos.

Oxiuro

Las hembras de este nemátodo puede medir hasta 1 cm de largo y se desplazan por el intestino grueso hacia el ano para depositar la impresionante cantidad de hasta 1.000 huevos antes de morir. La presencia de los huevos genera un intenso picor y puede provocar alteraciones del sueño y pérdida de peso.

El picor que producen los huevos favorecen la reinfestación debido al rascado. Las uñas quedan contaminadas, lo que facilita la ingesta si no se sigue una estricta y concienzuda higiene. La enfermedad provocada se denomina enterobiasis.

Toxoplasma Gondii

Este protozoo vive dentro de las células y es un parásito obligado, necesita al huésped para vivir. Es el responsable de la toxoplasmosis, una enfermedad que puede no presentar síntomas o producir graves infecciones.

El cuadro clínico varía enormemente dependiendo de cómo se haya adquirido el parásito y de su evolución. Cuando es adquirida por una persona sana, suele ser asintomática y, en caso de presentar señales, estas suelen ser similares a las de una gripe normal.

Sin embargo, cuando el infectado es un humano con el sistema inmune deprimido, como por ejemplo los enfermos de SIDA, se pueden llegar a desarrollar enfermedades graves como la leucemia.

Esta enfermedad puede afectar severamente al feto si el parásito llega al organismo de una mujer embarazada. Las consecuencias van desde enfermedades oculares que se manifiestan al cabo de los años hasta la muerte intra-uterina.

Giardia Lamblia

Se trata de un protozoo que puede habitar en el intestino delgado de los humanos y otros mamíferos. Se trasmite a través de las heces y es habitual que llegue a nuestro organismo a través de la ingestión de agua contaminada o de frutas y verduras mal lavadas, del trato con personas que no se lavan bien las manos o de sexo anal sin protección.

Provoca giardiasis, una enfermedad que puede no presentar síntomas, pero que cuando los presenta se refleja a través de diarreas repentinas de aspecto muy concreto, náuseas, pérdida de apetito y una consecuente pérdida de peso. En niños, puede conducir a problemas de crecimiento y a padecer el síndrome de malabsorción.

Duela del hígado

Este platelminto viven en los conductos biliares y en la vesícula biliar, provocando una de las enfermedades más difundidas por el ganado: la fasciolasis.

Los síntomas varían en función de la fase de desarrollo del parásito. En el período agudo o de invasión, las duelas destruyen tejido del peritoneo y del hígado provocando síntomas como fiebres de hasta 42º, dolor abdominal, problemas gastrointestinales, anemia o ictericia, entre otros.

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