Si nos sorprende una tormenta en mitad del campo, se aconseja permanecer a la intemperie acuclillado o tumbado en el suelo, en vez de buscar refugio bajo un árbol. El sentido común nos dice que bajo sus ramas lograremos permanecer al abrigo y evitaremos mojarnos; pero no debemos hacerle caso.
En este caso es mejor mojarse que sufrir el impacto de un rayo. Y es que los arboles parecen atraerlos como la miel a las moscas. Mira.
Jim Probst de Missouri se encontraba en el cementerio de St. Louis cuando un rayo cayó sobre un árbol
La fuerza fue tan grande que el árbol comenzó a quemarse desde dentro
Los rayos pueden medir hasta 5 kilómetros de longitud y pueden acumular entre 1.000 y 10.000 millones de julios de energía, con una corriente de hasta 200.000 amperios y 100 millones de voltios
En la escuela aprendimos que la madera es un material muy poco conductor pero olvidamos que, cuando está aún viva, por su interior se mueven un gran número de sales minerales disueltas en el agua y savia. Y éstas sustancias sí son buenas conductoras de la electricidad.
Los rayos siempre buscan el mejor conductor posible para descargar y los arboles poseen mejor conductividad que el aire. Por ello, recuerda no resguardarte en ellos durante las tormentas.