La risa alarga la vida y por ello continuamos con nuestro particular festival del humor y del chiste malo pero divertido.
Un día la mamá de Pepito lo mandó a por huevos. Por el camino se topó con el circo que todos los años pasaba por allí. Deteniéndose a mirar un momento tras las carpas, puesto que no podía permitirse el precio de la visita, vio a un gorila gigante.
Cuando llegó a su casa, increíblemente sorprendido al no haber visto nunca a un animal así, le contó a sus padres emocionado:
– ¡¡Pues el gorila tenía los brazos llenos de pelos, los ojos negros como el carbón y el torso fuerte como el acero!!»
Entonces, su madre pregunta:
– ¿Y los huevos Pepito?
– ¡Enormes, mami, enormes!