Cada vez es más habitual encontrarse en las grandes ciudades con minis eléctricos que alquilar por minutos. Estos vehículos tienen la ventaja de ser muy compactos, lo que facilita la circulación por calles estrechas, y tienen la autonomía optimizada para desplazamientos cortos por ciudades.
Adelantándose al Salón del Automóvil de Ginebra 2020 (finalmente cancelado por culpa del coronavirus), Citroën ha revelado el Ami, un microcoche eléctrico que, en realidad, entra en la categoría de cuadriciclo, lo que significa que no hace falta carnet para conducir, solo un permiso de clase AM que se puede conseguir a partir de los 15 años (menores de 14 en Francia).
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El Citroën Ami, un vehículo apto para mayores de 15 años
El ami sorprende por sus dimensiones: solo 240 centímetros de largo por 139 de ancho. Cuenta con un motor de 6 kilovarios que le permiten alcanzar una velocidad punta de 45 km/h. La batería de de litio de 5,5, kWh ofrece una autonomía de hasta 70 kilómetros, y tarda tres horas en cargarse completamente enchufada a una toma normal (de 220 voltios).
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El Citroën Ami Cuenta con dos plazas, cuyos asientos no están totalmente alineados. Aunque la puerta del copiloto es normal, la del conductor se abre a la inversa (un estilo conocido por el tranquilizador nombre de puerta suicida). También cuenta con un espacio bajo los pies del copiloto para guardar equipaje, además de un compartimento en la parte posterior. Cuenta con climatiazación interna y soporte para el smartphone, que actúa de navegador o reproductor de música.
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Sin embargo, quizás lo más sorprendente del vehículo sean sus formas de pagar. El precio completo es de 6.900 euros, pero también se puede pagar mediante un alquiler a largo plazo, una especie de suscripción de 19,99€ al mes tras un primer depósito de 2.644 €. Por último, también se ofrecerá en el modelo «car-sharing» a través de la aplicación Free2Move, por un precio de 26 euros/minuto (en París) además de un pago mensual de 9,90€.
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Citroën comenzará a recibir pedidos online del Ami a partir del 30 de marzo en Francia, y unos pocos meses después en España, Italia, Bélgica, Portual y un poco más tarde Alemania, comenzando a llegar a partir de junio. Con este vehículo (que Citroën evita llamarlo coche porque técnicamente no lo es) la marca francesa pretende entrar a lo grande (o en este caso más bien a lo pequeño) en el negocio de los «urban cars», apostando por un modelo pensado para los jóvenes… aunque, diríamos, con un precio que aún queda lejos de la mayoría de sus carteras.
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