Recientemente se detectó en el Sol una mancha gigantesca que triplica el tamaño de nuestro planeta. Esta mancha está apuntando directamente hacia la Tierra y tiene la capacidad de lanzar llamaradas de clase media.
Una mancha solar es una sección en la superficie del Sol que tiene una temperatura más baja que sus alrededores, pero con una intensa actividad magnética. Las manchas solares típicas tienen una región central oscura llamada umbra que está rodeada por una penumbra; es decir, un área de sombra más clara.
Sin embargo, ambas parecen mucho más oscuras debido al contraste con el resto del Sol. Por lo general, las manchas solares miden en promedio 12,000 kilómetros, casi el mismo tamaño que el diámetro de la Tierra; pero a veces se pueden agrupar, haciendo que se perciba una mancha de 120 mil kilómetros.
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«Ayer, la mancha solar AR3038 era grande. Hoy es enorme» escribió Tony Phillips en SpaceWeather.com el pasado miércoles 22 de junio.
Resulta que esta mancha crece a pasos agigantados y de acuerdo con Phillips tiene el potencial de lanzar erupciones solares de clase M a nuestro planeta. Estas llamaradas pueden interactuar con el campo electromagnético de la Tierra creando luces en la atmósfera y leves afectaciones a sistemas de radiocomunicación.
«La mancha solar de rápido crecimiento ha duplicado su tamaño en solo 24 horas» mencionó Phillips.
Una eyeccción de masa coronal, o CME proveniente de la mancha solar contiene partículas cargadas que pueden interactuar con las partículas terrestres. Esto produce las luces de colores que conocemos como auroras.
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Por otro lado, las CME también son capaces de producir ligeros apagones de radio y raras veces pueden afectar la infraestructura de satélites y líneas eléctricas. Sin embargo, por el momento las CME no representan un peligro para la Tierra ni sus habitantes; de hecho las luces son un bello espectáculo.
Esta primavera, nuestro astro mayor ha estado muy activo pues se la ha pasado enviando erupciones a la Tierra de clase M y clase X, esta última es la más fuerte. Es por eso que la NASA y la NOAA monitorean constantemente al Sol. De hecho, la misión Parker Solar de la NASA sobrevuela periódicamente la estrella para estudiar el clima espacial y las manchas solares.
