Arquímedes y las 5 inolvidables historias que nos dejó

Publicado 25 septiembre, 2018 por admin
arquimedes
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Arquímedes de Siracusa es uno de los personajes más ilustres en la historia de la humanidad. Nació hacia el 287 a.C. y murió el  212 a.C. Aunque posiblemente lo conocerás por el famoso principio de Arquímedes o por su grito “Eureka!”, él fue mucho más que esto.

A Arquímedes se le describe como físico, ingeniero, inventor, astrónomo y matemático. Ciertamente dominaba todas las ciencias, por lo que es considerado una de las mentes más brillantes de la antigüedad.

Le debemos avances en física tales como los fundamentos en la hidrostática, estática y el principio de la palanca entre muchas otras cosas.

El tornillo que desalojaba agua del “crucero” más grande de la historia antigua

El crucero más grande de la antigüedad fue diseñado por el mismo Arquímedes. Éste llevaba el nombre de “Siracusia” y pasaba entre 1.600 y 1.800 toneladas, llegando a albergar 1.940 pasajeros. Una auténtica obra de ingeniería que no tiene nada que envidiar a los cruceros actuales.

Como un barco de tales dimensiones dejaría pasar mucha cantidad de agua a través del casco, el científico inventó algo para sobrellevarlo. De este modo inventó el conocido “Tornillo de Arquímedes”. Este invento se basaba en un cilindro que contenía en su interior un aparato en forma de tornillo.

La finalidad del tornillo de Arquímedes en el Siracusia era extraer el agua de la sentina. Sin embargo, este invento resultó tan útil que fue utilizado también en canales de irrigación. De hecho, todavía se utiliza en la actualidad para bombear líquidos y sólidos semifluidos.

La garra de Arquímedes con la que hundía a los barcos

En los relatos de los historiadores antiguos se habla de un arma de asedio diseñada por el mismo Arquímedes. Esta arma se llamaba “Manus Ferrea”, pero también es conocida como la garra de Arquímedes.

arquimedes cype

Este arma consistía en una garra de proporciones titánicas que era capaz de engancharse en la proa o popa de un barco, levantarla, y así provocar su naufragio. No está muy clara cuál era su forma exacta, pero se describe en los textos antiguos como una enorme polea.

La Manus Ferrea fue diseñada por Arquímedes durante el asedio de los romanos a Siracusa. El ejército romano se acercaba mucho desde el mar a la muralla de la ciudad para poder escalarla. El científico se aprovechó de esta estrategia enemiga para utilizar este sistema de poleas, alzar los barcos enemigos y hundirlos en el mar.

El rayo de fuego de Arquímedes

En la misma batalla de Siracusa surge una de las hazañas más extendidas del científico. Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta si esto ocurrió de verdad o se trata de una mera leyenda creada a posteriori.

Se dice que durante el asedio de los romanos, Arquímedes tuvo la genial idea de aprovechar una serie de espejos ustorios que reflejándose unos con otros llegaban a hacer arder los barcos enemigos.

arquimedes de siracusa

La primera flaqueza de la teoría se encuentra en el hecho de que este suceso habría transcurrido en el año 213 antes de Cristo. No obstante, no se encuentran fuentes escritas que hagan referencia a ello hasta cien años más tarde. Es de extrañar que grandes historiadores antiguos como Plutarco, Plitinio o Tito Livio no hubieran hecho referencia a tal ocurrencia de su coetáneo.

Pero más adelante ha habido otros estudiosos como Athanasius Kircher que han intentado demostrar esta teoría. Movido por creer que tal invento había sido posible, Kircher dedicó grandes esfuerzos al estudio de los espejos de Arquímedes. Sin embargo, ambos argumentos flaquean por algún lado y nadie ha sido todavía capaz de demostrar a ciencia cierta lo que pasó.

La leyenda sobre “Eureka” y por qué salió corriendo desnudo

Si Arquímedes es conocido por algo, esto es su teoría que indica que todo cuerpo sumergido experimenta un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del fluido desalojado. Detrás de esta teoría se encuentra la anécdota más divertida de este científico.

Se dice que Hierón II ordenó que le fabricaran una corona triunfal de oro. Como el magnate no se fiaba de que la corona realmente fuera de oro puro, mandó a Arquímedes que lo averiguara. Era fundamental que la corona no se dañara en el proceso de investigación, con lo que no podía fundirlo ni desmontarlo de ningún modo.

Arquímedes estuvo completamente ensimismado en descubrir tal enigma durante mucho tiempo. Y se dice que un día, mientras tomaba un baño, se dio cuenta de que al sumergirse el agua subía hacia arriba. Esto le hizo pensar que le podría servir para medir si la masa de la corona se correspondía con la misma cantidad de oro puro.

arquimedes inventos

Al dar con esta idea, Arquímedes salió corriendo a la calle sin ni siquiera haberse vestido. Y en su jolgorio no podía parar de gritar la palabra “¡Eureka!”, que en griego significa algo así como “¡lo he encontrado!”. Sin embargo, no se sabe a ciencia cierta si realmente esto ocurrió así o es simplemente una leyenda que con el tiempo se ha asumido como realidad.

Científicos posteriores como Galileo, piensan que ese método hubiera sido demasiado poco preciso. Posiblemente lo que Arquímedes utilizó para solucionar el enigma habría sido una balanza aplicada al principio de la hidrostática. Es decir, que habría sumergido la corona a un lado de la balanza y el oro puro al otro. De este modo podría haber observado de manera mucho más precisa si la masa se correspondía.

El porqué de la frase “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”

Arquímedes no fue el inventor de la palanca, pero sí que gracias a él mejoró mucho el instrumento. Según Pappus de Alejandría, el científico una vez dijo “dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”. Esta frase la dijo justamente porque fue él quien consiguió, gracias a la ya inventada palanca, diseñar un sistema de palancas que ayudara a los marineros con pesos muy elevados.

arquimedes eureka

Este sistema de palancas se conoce como el sistema de polipasto. Pero éste no fue el único que diseñó, sino que también fue capaz de aumentar el poder y la precisión de la catapulta. También la invención del odómetro durante la primera guerra púnica es algo que se le atribuye a Arquímedes.

Es decir, que Arquímedes creía firmemente en el gran poder que tenía un instrumento tan simple como podría ser la palanca. Y con esta frase quiso demostrar que un punto de apoyo puede significar que con muy poca fuerza puedas elevar objetos tan pesados como el mundo entero.

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