La historia de las drogas es siempre curiosa e interesante. La mayoría de las sustancias de este tipo, que hoy día son ilegales, no eran consideradas peligrosas cuando fueron descubiertas.
Fue con el paso de los años cuando se llevaron a cabo estudios más serios y empezaron a salir a la luz los efectos nocivos que este tipo de sustancias provocaban en el cuerpo.
La cocaína es una de esas drogas que incluso llegó a ser utilizada y recomendada por médicos y psicólogos. A finales del siglo XIX, se utilizaba en una gran cantidad de productos de uso diario, tales como medicamentos, pomadas o incluso refrescos.
A principios de los años 70 en Estados Unidos, Richard Nixon empezó su particular cruzada contra esta destructiva sustancia. Era una época en la que todavía era vista como algo casi inocuo y se trataba como tal, lo que llevó a que surgiesen muchísimas publicaciones a favor de su consumo.
En estas revistas se publicaban anuncios que ahora nos parecen difíciles de creer y también bastante ridículos. Hoy os traemos una recopilación de esta publicidad redescubierta por David Wilbert, directivo de una empresa de publicidad en Los Angeles.
Gasper era un inhalador para «nieve» (así era conocida la cocaína en aquellos años). Como podéis ver en el anuncio, era publicitado como una cosa totalmente normal y respetable.
En este anuncio se publicitaban espejos de todas las formas, tamaños y colores para colocar la droga encima. Hoy en día esto nos parece una locura a la par que estrambótico.
Parece una navaja, pero su principal cometido es el de convertir en polvo las piedras de cocaína. Con el tamaño ideal para llevarlo en el bolsillo.
Este aparato era, básicamente, un tamiz para cocaína.
Este producto servía para «proteger» las fosas nasales de los diversos efectos secundarios de la cocaína. Según dicen en el texto del anuncio: «lo bueno en exceso duele».
Espejos con estilo para preparar tu dosis.
Este producto se vendía con la promesa de mantener seco y libre de humedades todo tu alijo de cocaína.
Unos recipientes donde guardar la cocaína. Los había de todos los tamaños, a gusto del consumidor.
Este producto también era para eliminar cualquier rastro de humedad en los polvos.
Cokesnuff era una mezcla de tabaco y cocaína. Dos sustancias altamente adictivas y nocivas unidas en un solo producto.
Esto que vemos aquí son dos tubos para esnifar con forma de aspiradoras.
Un estuche de madera para transportar la cocaína a cualquier parte y fácilmente, con muchas ventajas sobre los materiales sintéticos.
Este producto se vendía con la promesa de incrementar los efectos de la marihuana y la cocaína. El consumidor habitual desarrolla una tolerancia y cada vez necesita más sustancia para conseguir los mismos efectos. Por supuesto, este tipo de productos eran tan dañinos y peligrosos como la propia droga.
No exactamente, pero casi. Son-Blo era un pulverizador para aplicar la droga directamente a la nariz en modo aspersor.
Este libro prometía contar todo lo que un consumidor de cocaína necesita saber. Nos imaginamos que el capítulo sobre el síndrome de abstinencia y los efectos psicológicos y físicos adversos no estaban incluidos.
Sí, hasta la venta de productos para cortar los alijos en casa se vendían de esta forma tan banal.
Este aparato analizaba la sustancia y detectaba la calidad y la pureza de la cocaína.
Estos paquetitos prometían mantener la cocaína en perfectas condiciones siempre y cuando la almacenases en ellos.
Como si de un vaso de refresco se tratara, este invento era un recipiente que servía para esnifar la cocaína sin que se esparciese por toda la mesa.
Con un ingenioso juego de palabras, estas básculas se publicaban como la opción perfecta para pesar los alijos de cocaína con una precisión magnífica.
Un tamizador de cocaína de bolsillo.
Este llavero estaba fabricado con materiales aprobados por la mismísima NASA. Dentro disponía de un compartimento donde almacenar un par de dosis de cocaína.
Toda esta parafernalia estaba fabricada en marfil. Se vendía como el complemento ideal para el trabajador que, al llegar a su casa, solo buscaba un ratito de diversión. Con este instrumento mataban dos pájaros de un tiro, destrozaban su salud y, de paso, colaboraban en la caza indiscriminada de elefantes para serrarles los colmillos.
En esta revista hablaban sobre los beneficios de la cocaína, la mejor manera de cortarla, recomendaciones de otro tipo de drogas, etc. Mucho me temo que toda la parte relacionada con los problemas derivados del abuso de todas estas sustancias no eran tratados con la mayor objetividad posible.
Con la perspectiva y la información que disponemos actualmente sobre el mundo de las drogas, estos anuncios y publicaciones nos parecen extraños y, en muchas ocasiones, ridículos. Sin duda, un documento bastante espectacular de cómo era la visión del mundo de las drogas hace apenas 40 años.
Fuente: Cameralabs, artículo por La Voz del Muro
Este artículo fue modificado el 7 enero, 2019 5:26 pm