En febrero de 2002, las gemelas siamesas Kendra y Maliyah Herrin nacieron ocho semanas antes de tiempo. El ratio de supervivencia para este tipo de nacimientos es muy bajo, pero las pequeñas superaron todas las expectativas. Incluso aprendieron a gatear, algo que los médicos dijeron que nunca ocurriría.
«No puedo creer que se pongan de pie, es todo un logro», afirmaba su madre en una entrevista con la gigante de la televisión Oprah.
Los padres de las gemelas, Erin y Jake Herrin, tenían por delante un duro camino que recorrer lleno de difíciles decisiones. La principal: dejar a las niñas unidas o arriesgarse a operarlas para separarlas. Las dos opciones ponían en serio riesgo la vida de las niñas.
Cuando las pequeñas tenían 4 años, sus padres tomaron la decisión de operarlas a pesar de que nunca antes los médicos habían separado dos cuerpos que compartían un mismo riñón.
Tras la operación, que fue todo un éxito, las niñas dejaron de estar unidas por primera vez desde que nacieron, y unos meses después pudimos verlas en la televisión compartiendo su experiencia.
Desde entonces, los años han ido pasando, y Kendra y Maliyah se han convertido en un ejemplo de superación y optimismo. Pese a sus dificultades y su condición física, estas gemelas son como cualquier otro niño, dos hermanas que se adoran y pelean como toca en cada edad.
El innovador procedimiento que permitió su separación les dio la oportunidad de vivir con mayor independencia. Aún hoy han de someterse a cirugías periódicas que intenta corregir la desviación de sus columnas, y acuden a rehabilitación y entrenamiento cada día.
Sea como sea, lo que está claro es que estas niñas no han permitido que nada les pare y ahora pueden presumir de ser las hermanas mayores de sus dos hermanos gemelos, Austin y Justin. Con un ejemplo así, estos niños crecerán sabiendo que todo es posible si te esfuerzas lo suficiente.
Aquí tienes toda su historia en vídeo (en inglés), por si quieres conocerlas mejor.
