Awa-Guazha: La tribu amazónica donde las madres amamantan a los animales de la selva

Publicado 8 diciembre, 2015 por admin
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Hemos escuchado hablar de las extrañas costumbres -aunque quizá los extraños seamos nosotros- que tienen muchas de las tribus que sobreviven en recónditos lugares de la Tierra de la misma forma que lo hicieron sus antepasados miles de años atrás. Años que han pasado sin tener contacto con el resto de la civilización desarrollada, e incluso en muchos otros casos, no lo han tenido siquiera con otras tribus aledañas.

En las selvas del este del Amazonas (Brasil) vive una de las tribus más vulnerables en el mundo, los Awa-Guazha. Según el Daily Mail: «La mayoría de las familias tienen varios animales salvajes domesticados, que son amamantados por las mujeres hasta que crecen«. Aunque la tribu se alimenta principalmente de los animales que cazan, no se comen aquellos que han sido amamantados.

«Están tan cerca de la naturaleza. De hecho, ni siquiera cerca – que son parte de la naturaleza «. – Dice el fotógrafo Domenico Pugliese.

Su población es escasa, quedan tan sólo 350 Awas, 60 de ellos nunca han tenido ningún contacto con el mundo exterior.

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Como todas las tribus, su vínculo con la naturaleza es total, pero en este caso particular destaca su tradición en la que las mujeres de la tribu amamantan a las crías de los animales, que acabarán creciendo junto a ellos y serán considerados y tratados como un miembro más de la familia.

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El vínculo no acaba ahí, ya que estos animales domesticados les ayudan llegando a aquellos frutos inaccesibles por su situación, e incluso abriendo aquellos que requieren de herramientas.

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Muy poca gente ha entrado en contacto con esta tribu, especialmente después de que fueran empujados al borde de la extinción por los colonizadores, 500 años atrás. Por lo que el documento fotográfico de Domenico, es algo excepcional.

‘Oyeron el sonido del motor de la lancha y bajaron a la orilla del río,’, recordó. ‘La situación fue impactante, como estar en otro mundo. La sensación que sentimos no puede ser explicada con palabras.

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Cuando el fotógrafo llegó al poblado, únicamente acompañado de un antropólogo después de varios días de viaje por la selva, se sentía aterrado. No sabía cómo iban a reaccionar. Él agitó su mano y esperó, y tras el silencio, la curiosidad de la tribu animó que se produjera un contacto amistoso.

«Ellos no entienden qué hace ahí un hombre soltero y sin familia. Me miran y tratan de darme consejos. No saben dónde vengo. No tienen un concepto del mundo como lo conocemos. No puedo explicarles de dónde vengo, no puedo explicar cómo es nuestro estilo de vida. Para ellos es increíble a la par de desconcertante que un hombre no tenga familia»

Y es que la familia es muy importante para los Awa, y no se limita a los seres humanos. Sus mascotas, como comentábamos anteriormente, son tan parte de la familia como a sus hijos.

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Crían jabalíes, ardillas, pájaros y grandes roedores conocidos como guatusas, pero sus mascotas favoritas son monos.

Los primates son una importante fuente de alimentos para ellos, pero una vez que el bebé ha sido llevado amamantado por la familia, nunca se lo comerán.Incluso si vuelve a la selva, se reconocerá como ‘hanima’ – o parte de la familia.

La armonía con la naturaleza está siendo tristemente erosionada, con riesgo de que esta tribu se pierda para siempre.

De las decenas de miles de Awas que vivían en asentamientos, sólo quedan unos 400.

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Su población fue diezmada por enfermedades como la viruela, el sarampión y la gripe importadas por los colonos. Los que sobrevivieron fueron esclavizados y puestos a trabajar en las plantaciones de caucho y caña de azúcar.

En 1835, después de siglos de opresión, las tribus de Maranhao se levantaron contra sus gobernantes europeos en una revuelta cinco años que terminó en el exterminio masivo de alrededor de 100.000 personas indígenas en todo el estado.

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Los Awas se vieron obligados a adoptar un estilo de vida nómada para escapar del genocidio. Durante los siguientes 200 años, se convirtieron en hábiles cazadores y aprendieron a construir refugios en unas pocas horas, sólo para abandonarlos días después.

Con su nuevo estilo de vida nómada, perdieron el conocimiento de la agricultura o incluso la forma de encender un fuego.

Hoy se debaten la existencia mientras que el hombre destruye la selva. Tatuxa’a, un portavoz de Awa que ha mantenido contacto con la civilización cuenta:

 «Fui a la selva y estaba rodeado por el humo y el polvo. Había fuego por todas partes muy cerca de nuestras comunidades.
Necesitamos que el gobierno nos ayude. Nosotros solos no podemos apagar los incendios, ya que hay muchos. ¡El bosque está siendo destruido! ¿Dónde vamos a cazar? ¿Dónde vamos a recoger la miel? Estoy muy triste y preocupado por lo de hoy.»

Si quieres ayudar al pueblo Awa puedes hacerlo desde aquí.
Fuente: Daily Mail. Traducción y adaptación Lavozdelmuro.net

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