La prisión más bonita y lujosa del mundo es también una de las más efectivas. ¿Por qué? La razón quizás sea que unas condiciones inhumanas y un tratamiento despectivo hacia los presos no son la mejor manera de rehabilitarlos. La misión debe ser que regresen a la vida en sociedad tras cumplir sus condenas.
En la prisión de Bastoy, en Noruega, los reclusos viven en hogares cómodos. Cada uno de ellos tiene su habitación, y comparten la cocina y las demás instalaciones con los otros reclusos. Se les proporciona una comida al día, y el resto del menú diario lo compran en el supermercado y lo cocinan ellos mismos. Mensualmente reciben 90$ para sus gastos.
El supermercado de Bastoy está abastecido y administrado por reclusos, que atienden a otros presos que compran allí pagando con su presupuesto mensual.
El comedor de Bastoy sirve para que los residentes, el personal y los visitantes compartan conversaciones mientras disfrutan de la comida preparada por los chefs, que también son reclusos.
Además, los reclusos ganan ocho dólares cada día a cambio de trabajar en la prisión cuidando animales, reparando bicicletas o trabajando en la madera, el huerto o el mantenimiento de la propia cárcel. A todos ellos les imparten cursos de capacitación y programas de educación para que aumenten sus habilidades.
La biblioteca de Bastoy tiene cientos de libros, periódicos y películas que los reclusos pueden retirar. Además, también incluye una sala de lectura y un estudio de fotografía.
Cuentan con una cama de rayos uva que pueden utilizar los residentes.
En la isla también hay una iglesia hasta la que pueden acercarse para rezar.
Se encuentra a una hora de Oslo, y solo se puede acceder a ella en ferry. Es una cárcel de baja seguridad. Para gestionar los 115 reclusos que habitan allí, hay 69 empleados, y solo 5 vigilan la isla durante la noche.
El ferry está mantenido y operado por los residentes, y se encarga de transportar al personal, prisioneros e invitados entre la isla y el resto de Noruega.
En la casa de visitas de Bastoy hay un patio de juegos para que los hijos de los residentes jueguen junto con sus padres.
El secreto de la eficacia de esta prisión reside en que los reclusos tienen tiempo libre para visitar la iglesia, la escuela o la biblioteca, y participar en actividades variadas. Además, el personal está altamente cualificado, son trabajadores sociales que tienen la misión de cambiar a los reclusos de cara a su futura reinserción. Además, la isla es muy agradable.
La escuela está gobernada y financiada por el municipio de Horten. Se trata de un centro educativo en el que los reclusos pueden ampliar y completar su educación.
Los trabajadores del centro penitenciario se reúnen con los presos para darles indicaciones sobre cómo tratar a los animales y usar las herramientas.
Los reos viven en cabañas de madera como las de la imagen.
Este buen funcionamiento no se debe a que hayan cometido delitos poco graves. Allí hay autores con todo tipo de penas, pero las tasas de reincidencia de Bastoy son las más bajas de Europa. Además es una de las prisiones más baratas de Noruega.
Dos reclusos atienden a uno de los caballos de la prisión que ayudan a realizar las tareas diarias de la isla.
El trato que dan en este centro penitenciario se centra en que el único castigo que inflige el Estado sobre los presos es retirarles su libertad, minimizando el sufrimiento de estos. Con esta medida y una buena educación, es suficiente.
La única barrera que separa la cárcel de la playa pública es una valla de madera. Allí, cientos de noruegos y turistas toman el sol en verano.
Jan fue sentenciado a seis meses de prisión por conducir ebrio en varias ocasiones. En la imagen, se le ve descansando tras cultivar patatas.
Para las víctimas y sus familias, nunca habrá una condena lo suficientemente dura como para que se queden satisfechas. En cambio, las condenas deben aplicarse con sensatez. No se debe castigar a los culpables con crueldad y sin esperanzas de reinserción.