Este australiano no se anda con tonterías. Murray Berrill, constructor y propietario de la pequeña empresa familiar Murray Berrill Constructions convirtió una escalera de su casa en un discreto, pero sofisticado almacén de vino.
La bodega incrustada se terminó en poco más de una semana e invirtiendo unos 2.900 euros. Uno de los trabajos con los que Berrill se siente más orgulloso, según confiesa en sus redes sociales.
Nuestro protagonista a sus 58 años quería hacer algo diferente y eliminar, a su vez, todos los espacios muertos. Así pues, qué mejor que convertir una escalera en algo relacionado con su pasión.
Lo típico en estos casos es colocar las botellas en almacenes. Pero el ingenioso Murray pensó que la mejor solución era crear unos cajones integrados en la estructura para poner el vino.
La obra está aislada y tiene un termómetro instalado para controlar la temperatura idónea de la bebida, sobre todo en los meses de verano. En total se pueden almacenar 156 botellas.
Murray y su esposa
“Los cajones encajan bien, son espaciosos y muy fuertes. Casi 300 euros nos han costado cada uno”, explicó el australiano en una entrevista para el periódico Daily Mail.
Las imágenes de la obra, una vez fueron publicadas en la página de su empresa en Facebook recibieron una gran atención de los usuarios impresionados por tal maravilla. Llovían las alabanzas de unos a su creación así como las lamentaciones de otros acerca de sus viejas y aburridas escaleras y su clara falta de capacidad para almacenar bebidas alcohólicas.
«Es impresionante». «Brillante idea». «Necesitas una escalera que llegue hasta el techo ¿eh?»
Estos son algunos de los comentarios que dejaron entusiastas del vino y demás seguidores tras la publicación. ¿Interesante verdad? Yo no sé vosotros, pero conozco a alguien que ya se está planteando qué hacer con algunos objetos «inútiles» de casa.
