Chica convierte ropa vieja en ladrillos aislantes de calor y sonido

Publicado 16 diciembre, 2022 por redaccion
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Desde 2018 ha reciclado toneladas de desechos textiles para darles una segunda vida como ladrillos.

La industria de la moda es una de las más contaminantes en el planeta; desde el proceso de extracción de materia prima y fabricación hasta que llega a nuestras manos y la desechamos. Se calcula que el fast fashion es responsable de tirar medio millón de toneladas de microplásticos en el mar cada año. Además utiliza unos 93 mil millones de litros de agua para fabricar todas las prendas que consumimos; una cantidad suficiente para abastecer a cinco millones de personas.

Este es un problema que no tiene una simple y única solución sino que hay muchas y distintas formas de atacarlo. Y Clarisse Merlet es una chica que encontró una gran manera de reducir la contaminación ocasionada por los desechos textiles. Es así como nació FabBRICK, una empresa con sede en París dedicada a reciclar ropa para crear ladrillos que mantienen el calor y aíslan el sonido.

De acuerdo con el medio Novethic anualmente en Eurpoa se desechan más de 4 millones de toneladas de textiles que en su mayoría terminan en vertederos o incineradores. Con un deseo por hacer algo contra este gran problema, Clarisse se decidió por el reciclaje.

 

La joven es una arquitecta que mezcló su pasión por las edificaciones con sus ganas de ayudar al planeta. Y a finales de 2018 presentó un proyecto para transformar ropa vieja en ladrillos decorativos y proximamente de construcción. Así es como se creó FabBRICK, una empresa que ha crecido a pasos agigantados y cuyos servicios son muy solicitados.

«Quería encontrar nuevos materiales de construcción que fueran menos contaminantes que el hormigón o la arena. Al ver las montañas de residuos textiles generados por el sector de la moda, di en el clavo», expresó Merlet.

¿Cómo funciona?

La idea es simple: las piezas de tela se trituran y se mezclan con un pegamento especial que Clarisse desarrolló. Luego esa masa es prensada en bloques de diferentes tamaños y listo, se obtienen los ladrillos. Además de cumplir con un fin estético, Merlet asegura que sus ladrillos textiles son excelentes aislantes térmicos y acústicos.

Para cada ladrillo se requiere lo equivalente a dos o tres camisas. El material puede ser algodón, poliéster, elastano o PVC y el pegamento esta hecho con una receta especial y ecológica. El proceso para obtener estos hermosos bloques fue largo pues Merlet tuvo que hacer muchas pruebas con distintos pegamentos y métodos de compresión hasta lograr la forma y consistencia deseadas.

FabBRICK consigue los residuos textiles de diferentes empresa y de cualquier tipo como recortes de producción, prototipos, defectuosos, ropa de trabajo. Y en su mayoría, los ladrillos regresan al origen pues las mismas empresas solicitan este producto para ponerlo en sus oficinas y/o tiendas, ya sea como mobiliario o revestimiento de paredes.

Clarisse está muy comprometida con la ecología por lo que se reserva el derecho de comercializar su producto con ciertas empresas si considera que no tienen un motivo ecológico real. Por otra parte, tampoco acepta que las empresas le quieran dar sus residuos textiles sin pedir los ladrillos porque su objetivo es que la misma empresa se quede con sus desechos transformados para que genere conciencia.

Con 4 años en el mercado, FabBRICK ha hecho cerca de 90 mil ladrillos, que equivalen a 30 toneladas de prendas recicladas. Aunque es una cantidad pequeña en comparación con todo lo que se desecha cada año, es un gran paso en el manejo de residuos.

 

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