Una desconocida de pronto la ayuda a comer mientras ella le da el pecho a su bebé

Publicado 31 marzo, 2017 por Alberto Díaz - Pinto
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Por desgracia, una gran parte de la sociedad sigue siendo muy aprensiva en lo que respecta a la lactancia materna. Muchas personas esperan que las madres hagan uso de los baños públicos o se metan en su coche cada vez que tengan que amamantar a su bebé. 

Así pues, cuando la madre primeriza Briar Lusia Mcqueen salió a desayunar con Jaxon -su precioso bebé de 8 semanas de edad- por primera vez, no sabía qué hacer exactamente cuando este comenzó a llorar de hambre.

En otras circunstancias, Lusia podría haber encontrado un lugar más privado donde amamantar a su pequeño, pero esta ya había hecho su pedido y no quería salir del restaurante, así que se cubrió el pecho y empezó a alimentar a Jaxon allí mismo. Justo en aquel momento llegó su comida, pero esta tendría que esperar hasta que el pequeño terminase de comer.

Llevaba apenas unos minutos amamantando a su bebé, cuando una anciana se acercó a Briar, poniéndola bastante nerviosa. «Sentía miedo, pues pensaba que me iba a decir que aquel no era el sitio más apropiado para darle el pecho a mi hijo«, escribió Lusia en Facebook. Sin embargo, eso no fue lo que ocurrió.

Briar se quedó absorta cuando, en lugar de reprenderla, la anciana comenzó a cortarle su desayuno. «Con lo buena madre que eres, no podemos dejar que tu desayuno se enfríe«, le dijo con la más calurosa de las sonrisas.

Gracias a un maravilloso e inesperado giro de los acontecimientos, Briar fue capaz de amamantar a su bebé y comerse el desayuno caliente al mismo tiempo. Aquel día Briar aprendió que la compasión puede encontrarse hasta en los lugares más improbables. 

Cuando llegó a casa, Lusia no pudo reprimir las ganas de compartir aquella maravillosa experiencia en Facebook: 

«Hoy ha sido la primera vez que he ido a desayunar a solas con mi hijo de 8 semanas de edad. Acababa de recibir mi desayuno, cuando Jaxon se puso a llorar porque tenía hambre. Después de unos minutos, esta señora mayor se acercó a mí y, pensando atemorizada que me iba a decir que aquel no era el mejor sitio para amamantar a mi hijo, comenzó a cortar mi desayuno mientras me decía: Con lo buena madre que eres, no podemos dejar que tu desayuno se enfríe«.

No todos los días se acercan extraños a las madres primerizas para prestarles su ayuda. Y es que la mayoría de la gente no entiende lo difícil que puede llegar a ser la maternidad. Esta señora, sin embargo, se mostró más compasiva que el resto, con un simple y maravilloso gesto que nuestra protagonista nunca olvidará.

El acto de esta anciana es solo un recordatorio de que un simple gesto de bondad puede cambiar el día de otra persona. Así que, cuando estés fuera de casa, mira a tu alrededor atentamente y fíjate si hay alguien que necesita ayuda, ya se trate de una madre primeriza tratando de comer y alimentar a su bebé al mismo tiempo o de una persona mayor que necesita que alguien le alcance una lata en el supermercado, pues nunca se sabe cuando vas a necesitar una mano amiga. 

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