Hace años que el movimiento DIY o hazlo tu mismo llegó a internet para conquistarlo todo. Decoración, mobiliario, ropa, complementos, huerto urbano… nada parece resistirse a esta tendencia. Lo que no nunca hubiéramos pensado, y por supuesto celebramos, es que alguien decidiera construirse su propio barco.
Los protagonistas de esta historia es una gran familia natural de la comarca de Osona, Barcelona, quienes se reunían en una masía cada fin de semana. Allí decidieron dar rienda suelta a su creatividad y construir un barco a partir de maqueta. Esta es su historia, la cual fue publicada bajo el nombre Cómo construir un velero sin tener “ni idea” en la web acuarionorte.com
Así lo cuenta uno de sus protagonistas:
Mi padre pasó parte de su tiempo libre construyendo una maqueta de un pequeño velero cuyos planos consiguió en internet. Algo que heredó del abuelo que fue marino antes de la guerra (Y durante también en el bando republicano, eso lo alejó de la náutica, la familia y el país…) Lo que no me imaginaba yo es que la maquetita era tan solo un primer paso casi obligado.
La maqueta se realizó a partir de los planos que los arquitectos navales Albert Nazarov & Maxim Kovalyov (Sevastopol, UCRANIA) cedieron gratuitamente. Concretamente un velero deportivo de 6m. de eslora al que llamaron «Pilgrim» y fue campeón de varias regatas de renombre.
«Hemos de montar todos los «anillos» de madera que sujetan y dan forma a la estructura. Trabajar en el suelo es engorroso y la mínima desviación dará al traste con los ajustes durante el armado. Solución: Una «mesa alta», un banco de trabajo cómodo y, sobre todo, plano».
«Como de carpintería ni idea, pues recurrimos al dibujo para hacer los patrones de las cuadernas sobre el tablero de trabajo. De ese modo fuimos montando uno a uno todos los elementos que componen cada cuaderna. Un empacho previo de ángulos, reglas y lápices para pasar después a las sierras…»
Mucho trabajo con niveles, metro y cuñas para que quedaran a la distancia justa y más trabajo de metro para hacer los puentes que harán de soporte a cada cuaderna. Ya podemos ir colocando y ajustando cada una en su sitio. Al principio, tan solo una extraña «performance» incomprensible y aparentemente caótica… Pero en dos semanas se obra el primer milagro».
«Dos lijadoras sucumbieron durante el proyecto. Esta etapa llevó más tiempo del que hubiera imaginado. Bolsas y bolsas de serrín y muchas mascarillas. No tuvimos gónadas de hacerlo a mano…»
«Toca enresinar el casco. Kilos y kilos de resina epoxy y bastantes metros de guata de fibra de vidrio tienen que proporcionar tanto resistencia como estanqueidad al conjunto. Las resinas se compraron en Italia a muy buen precio por aquellos años. Habiendo hecho las consultas de rigor a dos armadores profesionales abrieron los ojos y coincidieron al decir que lo nuestro era un «rompehielos» en miniatura (Preferimos tomarlo como un cumplido…)»
Hasta el momento habían trabajado sin prisa pero sin pausa, pero tras el despido y la bajada de sueldo de varios familiares, debían abandonar la masia que tenían alquilada. Esto les obligó a terminar el trabajo con mayor celeridad.
«Ya tenemos fecha de entrega forzada. Aquella casa que manteníamos entre todos se tornó prohibitiva. Reducción de sueldos. Amenazas de despidos. Cambios en la propiedad de las empresas. A varios de nosotros nos empezó a afectar aquello que llamaron crisis y hoy sabemos que es fraude. País…»
Y para colmo, varios impedimentos legales y administrativos casi echan por tierra la viabilidad del proyecto.
«Tras numerosas gestiones y encuentros en Capitanía Marítima antes de empezar con esto, nos hacen saber que la legalización de una embarcación autoconstruída debe atenerse a la normativa única. La misma que atañe a la construcción de un ferry o un petrolero y requiere de proyecto de obra (Ya lo tenemos), licencia de obras (Hay que pagarla y vale más que los materiales), legalización de astillero, inspecciones de los trabajos, toma de muestras para verificar calidad de materiales…
En Francia sin ir más lejos, atamos tres bidones, le ponemos nombre y nos echamos a la mar sin transportar a nadie cobrando y es legal. Conscientes de tamaña estupidez, los mismos funcionarios se nos ofrecen para el tutelado de la obra y las visitas pertinentes pero la tramitación es ineludible (Bandera pirata). País…»
¡Menudo proyecto! El barco es precioso, pero lo mejor de todo fueron los momentos que pasaron en familia y cumplir el sueño de su padre. Bravo por ellos.
Y tú, ¿sueñas con construir algo pero no crees estar capacitado? Ya ves que en internet se puede encontrar cualquier cosa, solo hace falta tiempo, ganas y paciencia. Cuéntanos en los comentarios.