Debido a la naturaleza de su uso, las toallas tienen una facilidad pasmosa para desarrollar olores horribles. La humedad que acumulan produce el entorno ideal para la proliferación de mohos microscópicos que, si bien nuestra vista no percibe, nuestro olfato si detectará rápidamente.
Según un estudio de la revista Womens Health, las veces que deberíamos usar una toalla antes de lavarla, no debería exceder de 3 o 4 días. Esa cifra puede variar ligeramente dependiendo de si vivimos en un lugar de ambiente húmedo o seco.
Aún así, no es raro que estos útiles del aseo desarrollen el típico olor desagradable a moho y humedad. En muchas ocasiones este horrible aroma persiste incluso después de haber pasado la prenda por la lavadora.
Para eliminar este olor y el moho que se puede formar, tenemos un truco infalible: