En el desierto del suroeste de Perú se encuentra el pueblo de Huacachina, un pequeño oasis en mitad del desierto con una modesta población de un centenar de residentes permanentes. El pueblo, aparentemente aislado, se encuentra tan solo a 5 kilómetros de la ciudad de Ica, capital de la región, cuya población es de 220.000 habitantes.
El pueblo está construido alrededor de una pequeña laguna de color verde esmeralda. Huacachina es un destino turístico popular, en el que se pueden hacer muchas actividades como el ‘sandboard’ y paseos en ‘buggy’ a través de las dunas de los alrededores, que pueden llegar a alcanzar hasta varios cientos de metros de altura.
Como en la mayoría de los desiertos, la temperatura es normalmente alta, con un clima soleado y seco. Sin embargo, se encuentra a tan solo una hora en coche de la costa del Pacífico. La temporada alta suele ser entre mayo y agosto, que allí coincide con los meses de invierno.
El oasis es básicamente una colección de resorts y restaurantes alrededor de una laguna verde esmeralda, rodeada de enormes dunas de arena, con una población permanente de 100 habitantes que depende por completo del turismo.
Apodado como el «Oasis de América», Huacachina es uno de los pocos oasis naturales que quedan tanto en Sudamérica como en Norteamérica. La frondosa vegetación está compuesta por palmeras, eucaliptos y huarangos, un lugar perfecto para el descanso tanto para personas como para las aves migratorias que pasan por la región.
Huacachina floreció en los años 1940 y 1950 como un destino de escapada para la élite peruana. En la década de los 90′ recuperó el protagonismo gracias a todas las campañas de promoción y turismo que se llevaron a cabo.
Hoy en día es el paraíso perfecto para los mochileros y un destino preferente para practicar ‘sandboard’ y paseos ‘dunebuggy’. Además, y como dato curioso, este pintoresco y paradisíaco pueblo incluso llegó a aparecer en la moneda oficial de Perú, concretamente en la parte posterior del billete de 50 nuevos soles.
Una leyenda local cuenta que la laguna se originó cuando una hermosa doncella llamada Huacay China, se enamoró de un joven e inquisitivo guerrero. Al poco de casarse, él tuvo que marchar para luchar en la guerra, en la que moriría tiempo después. Al enterarse del trágico suceso, Huacay China se impregnó de tristeza y se fue a llorar al campo de girasoles donde se habían visto por primera vez. La joven lloró durante días, hasta que sus lágrimas formaron una pequeña laguna.
Un día, un joven guerrero pasó junto a la laguna y vio a la hermosa Huacay China. Esta, tras ver que la estaban observando, empezó a correr. Cuando el guerrero estaba a punto de alcanzarla, ella se lanzó a la laguna. Allí estuvo durante horas, hasta que el guerrero se marchó apesadumbrado del lugar. Cuando Huacay China quiso salir del lago, se dio cuenta de que se había convertido en una hermosa sirena. Desde entonces, narra la leyenda, que la muchacha sale del agua cada noche de luna nueva para llorar por su amado.
De acuerdo con un artículo del Times de Perú, los propietarios que viven en la zona han instalado pozos para tener acceso a las aguas subterráneas, lo que reduce drásticamente el nivel de agua de la laguna. Para compensar estos niveles, el agua se bombea artificialmente.
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Fuente: imgur, twistedsifter, amusingplanet, wikipedia
